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lunes, 24 de junio de 2013

Liberación de los cautivos de Málaga por los Reyes Católicos. José Moreno Carbonero (Málaga, 1858 - Madrid, 1942).


Moreno Carbonero, José (Málaga, 1858 - Madrid,1942)
Liberación de los cautivos de Málaga por los Reyes Católicos [1930]
Museo de Málaga



Actualmente, La liberación de los cautivos de Málaga es valorada como una de las obras históricas de Moreno Carbonero de dudosa calidad, quizá fruto de su avanzada edad cuando la ejecutó, aunque no tenemos ninguna duda que realizó el máximo esfuerzo por componer una complicada escena presidida por los soberanos y los cientos de famélicos cristianos que salieron del corral de los cautivos de la medina musulmana el 18 de agosto de 1487.
Tal fue el interés arqueológico mostrado por Moreno Carbonero, que para la composición de la escena se inspiró en el relato del viajero alemán Jerónimo Münzer: Viaje por España y Portugal, realizado entre los años 1494 y 1495.
Jerónimo Münzer narró el acontecimiento, sucedido unos pocos años antes de su visita, como: Conquistada Málaga por el rey, se le presentaron setecientos cincuenta y dos cristianos cautivos, tan extenuados por el hambre, que el rey les reconfortó con caldo de gallina y otros alimentos. Se hallaba entre ellos cierto alemán de Zurcí [sic], Enrique Murer, que padeció durísima esclavitud durante cuatro años. Apareció también entre los otros cautivos un anciano de luengas barbas, que afirmó llevar cautivo cuarenta y ocho años. Al cual dijo la reina: ¿Qué hubieras pensado si al primer año de tu cautiverio se te hubiera dicho: todavía no ha nacido tu redentor? A lo cual respondió acongojado: Me hubiera muerto de pena. Al salir los cautivos con una pequeña cruz de madera, gritaban a grandes voces: Llegaste, ¡Oh, Redentor del mundo!, que nos has liberado de las tinieblas del infierno. Se postraron en tierra el rey y la reina, diciendo entre abundantes lágrimas: ¡Oh, cruz, salve, esperanza única! ¡No a nosotros, sino a tu nombre se dé gloria! ¡Oh, cuánta tristeza mezclada con júbilo! (MÜNZER, Jerónimo, 1991: p.149)
Siguiendo el esquema de Francisco Pradilla (1848-1921) para la Rendición de Granada, la composición sitúa a los cautivos separados de los Reyes y su séquito por el carril terrero que conduce a la Puerta de Granada de la ciudad, que se abre para dejar salir a los cautivos del caserío musulmán. Los cautivos se agolpan, ya que deberíamos contar hasta 752, en el ángulo derecho de la composición, mientras que en el contrario se encuentran de rodillas los Reyes Católicos bajo palio, junto a los infantes y a Dª Beatriz Galindo, que sostiene en su regazo un perrito. La escena la centra un grupo de cautivos, algunos que salen famélicos y cargando con sus cadenas por el lateral izquierdo, mientras que cuatro se postran en el suelo en señal de gratitud y en el centro queda el anciano de luengas barbas, descrito por Münzer, que dialoga con los reyes narrando sus cuarenta y ocho años de cautiverio. Por su parte, aparecen las rudimentarias cruces de madera, una en manos del cautivo postrado más cercano al espectador en el centro de la composición y otra enarbolada por los cautivos que aún siguen saliendo de la ciudad por la gran puerta musulmana, que será la que posiblemente hará postrarse a los soberanos y exclamar: ¡Oh, cruz, salve, esperanza única! ¡No a nosotros, sino a tu nombre se dé gloria!
El verismo lo logra, como en el caso de Pradilla, situando la escena a las afueras de la ciudad, en el arrabal de la Fontanilla, lo que le permite mostrar como fondo las murallas medievales, presididas por la gran Puerta de Granada, y el abigarrado caserío interior que se adivina. La entonación brillante y viva del color es adecuada al mes estival en el que se desarrolla la escena, aunque como apunta Mª Concepción Barrios Escalante, los Reyes Católicos van demasiado vestidos para la temporada.


Muros de la Alcazaba. Museo de Málaga. 
Moreno Carbonero ya había enfrentado composiciones menores respecto de la Alcazaba malacitana, como apreciamos en un pequeño lienzo de los muros de la fortaleza islámica del Museo de Málaga, aunque tanto en composición como en ambientación de la escena debemos tener  también presentes modelos de su propia colección y extraídos de los cuadernos de apuntes que conservaba de sus viajes por España durante muchos años.


La fundación de Buenos Aires (1924). Excmo Ayuntamiento de Málaga. 
Quizás el precedente más directo sea la “La fundación de Buenos Aires”, obra de 1910 encargada al pintor por municipio bonaerense para conmemorar el Centenario de la Independencia de la República Argentina. Una vez terminado y entregado, Moreno Carbonero solicitó su devolución no satisfecho de la verosimilitud histórica de la que creyó que adolecía la obra, dedicando un año a indagar documentos en bibliotecas y archivos, y realizar copias de tejidos y armaduras antiguas, rebuscando todo dato necesario a la correcta ambientación de los colonizadores españoles y la apariencia de los indios guaraníes que poblaban las costas americanas. Moreno Carbonero regaló una copia de la obra bonaerense al Ayuntamiento de Málaga en 1924, por lo que en la concepción de la conquista malagueña debieron estar presentes las investigaciones personales sobre los acontecimientos históricos que había enfrentado en esta década. De hecho, uno de los hallazgos más felices de la fundación de Buenos Aires por Juan de Garay fue la presencia del amplio estandarte real en intenso rojo carmesí, que porta en su mano don Pedro de Quirós como el más antiguo regidor de los presentes, mientras a su lado el padre Rivadeneyra sostiene una cruz procesional de elevado mástil. Moreno Carbonero centra la escena de la presente obra con el estandarte real en carmesí, como en la anterior obra, con el escudo real correspondiente a los Reyes Católicos montado sobre un mástil que remate en cruz latina, reuniendo los dos elementos analizados en la composición bonaerense: estandarte y cruz procesional.
Lo más destacado de la obra es la actitud de profundo respeto por la narración histórica de los acontecimientos mostrada por Moreno Carbonero, buscando entre sus numerosos apuntes los mejores diseños y componiendo la escena siguiendo al pie de la letra la descripción de Münzer. Así, podemos deducir con facilidad que nos encontramos más ante una obra de estudio que de una composición de directa inspiración en el escenario real.

Apuntes Cuadernos de Viajes de José Moreno Carbonero. Museo de Málaga. 

Podemos rastrear en algunos de los apuntes que aparecen en sus cuadernos de viajes, hoy conservados en el Museo, rápidos bocetos sobre cascos, armaduras, estandartes y picas medievales empleados para este tipo de composiciones históricas, siendo quizá el ejemplo más expresivo la torre que emplea para cerrar la composición del caserío interno de la ciudad que se descubre enmarcada por el arco de herradura de la Puerta de Granada, que  nos recuerda más a los apuntes sobre las torres medievales de Medina de Rioseco que a la torre del homenaje malagueña.

La obra se exhibió en la Agrupación Artística Castro Gil en 1935, y fue presentada al año siguiente a la Exposición Nacional celebrada en el Palacio de Exposiciones del Retiro, en cuyo Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes (Madrid, 1936), aparece con el número diecisiete colgada en la sala quinta, segunda de las obras de Moreno Carbonero, pues en la sala nueve presentó: Las bodas de Camacho, el rico.
La obra, que recibió feroces críticas, no supuso un duro golpe para el anciano artista, pues el jurado no pudo dar su fallo al clausurarse precipitadamente y devolverse las obras a sus autores por el estallido de la Guerra Civil. Ya entonces había decidido Moreno Carbonero donar la obra al Museo de su ciudad natal, aunque los acontecimientos vividos no permitieron su inmediata expedición a Málaga, preocupado como estaba el autor en abandonar él mismo Madrid, hecho que no logró hasta agosto del año 1937.
La Real Academia de Bellas Artes de Málaga intentó acelerar la llegada del lienzo al Museo Provincial, al que Moreno Carbonero donaba la obra, sin embargo no fue formalmente recibida hasta mayo de 1939, según se desprende de la lectura de las Actas académicas de ese año. El lienzo no llegó a Málaga hasta el mes de octubre, recibido por la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo en pleno, a cuyo frente se encontraba Salvador González Anaya, y por el Gobernador Civil: Francisco Prieto Moreno. 
Los discursos de ambos personajes cargaron de sentido político a la obra, realizando un parangón entre la liberación de Málaga por los Reyes Católicos y la realizada por las tropas nacionales. Suponemos que Moreno Carbonero no debió darle ese sentido a la obra, pues los estudios para su composición y el abocetado de la tela se realizaron en 1929 y la obra está firmada en 1930, aunque no mostró oposición a esta nueva carga política sobre la obra, donde incluso se llegó a afirmar que se trataba de un metafórico agradecimiento del pintor por su liberación de una checa, durante los años de resistencia republicana madrileña.
La prensa del nuevo régimen político se hizo amplio eco de la llegada de la obra al Museo Provincial, recibida en solemne acto el jueves 26 de octubre de 1939. Así la reproducción de la obra ocupó la portada del Sur del viernes 27 de octubre de ese año, así como del diario de la Falange Española Tradicionalista y de las Jons: Boinas rojas, que también llevó su reproducción a su portada ese mismo día. El Ideal en Málaga, editado en Granada y con redacción en la malagueña calle Císter 9, el mismo día publicó un amplio artículo con reproducción de la obra en su portada.
En enero de 1940 la Dirección General de Bellas Artes emitió Orden para que la obra participase en la exposición homenaje que la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando le realizó al pintor malagueño, regresando al museo en mayo de ese año.
La obra debemos encuadrarla en la producción final de Moreno Carbonero, una vez que se ha superado ampliamente el idealismo heroico de las composiciones de historia de las generaciones de pintores del siglo XIX, de la que él mismo fue un destacado ejemplo, y se desarrolla una plástica más expresionista, incluso rayando en algunos aspectos un carácter esperpéntico en la línea valleinclanesca, como observamos en la caracterización extrema del aspecto famélico de los cautivos, donde no podemos negar el excesivo extremismo del anciano artista. Sin embargo, la acertada composición de la escena, la intensa iluminación de colores brillantes y los detalles rigurosos en la ambientación ofrecen un interesante ejemplo de la pintura de historia que atesora el Museo de Málaga. X y se desarrolla una pl toda la en algunos aspectos su cargeneraciones de pintores del siglo XIX y se desarrolla una pl toda la

Bibliografía recomendada:
AA.VV., Moreno Carbonero. Homenaje al glorioso maestro. Málaga, Publicaciones de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga, 1943.
BARRIOS ESCALANTE, María Concepción, “La toma de Málaga y la liberación de los cautivos por los Reyes Católicos. Cuadro de José Moreno Carbonero”, Jábega 55, Málaga, Diputación Provincial de Málaga, 1987, pp. 74-80.
MÜNZER, Jerónimo, Viaje por España y Portugal (1494 – 1495), Madrid, Ediciones Polifemo, 1991.