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viernes, 31 de mayo de 2013

"El Milagro de Santa Casilda". José Nogales en el Museo de Málaga.


El Milagro de Santa Casilda [Málaga, 1892]
Colección Junta de Andalucía.

Durante los años de formación en Málaga, José Nogales fue reuniendo una serie de galardones y premios locales que le animaron a presentarse en 1892 a la Exposición Nacional de Madrid con una gran composición a caballo entre la pintura religiosa y la leyenda histórica: El milagro de Santa Casilda.

En Málaga pintó un enorme lienzo centrado por la figura de la hija del alcaide de Archidona quien, apiadada de los cristianos encerrados en las mazmorras de su castillo, los alimentaba a escondidas de su padre. Al ser descubierta se produjo el milagro por mediación divina, y los panes que llevaba en su delantal para los cautivos se transformaron en un hermoso conjunto floral, del que Nogales era maestro, por lo que la crítica lo subtituló: El milagro de Nogales.

La obra obtuvo Medalla de Primera Clase, aunque Nogales no pudo tener completa satisfacción pues aquel año tan numerosos fueron los primeros premios que el Estado decidió sólo comprar el Flevit super illam de su compañero Enrique Simonet Lombardo (obra actualmente propiedad del Museo del Prado, pero depositada en el Museo de Málaga).

La obra de Nogales fue adquirida en 1925 por el Sr. González del Valle, quien tuvo dos hijas profesas en las Salesas Reales de Oviedo, a quienes donó  la obra en recuerdo de una de ellas, llamada Casilda. Desde el locutorio podía verse una escasa porción del lienzo situado en el claustro, que deteriorado fue enajenado por la congregación a un anticuario de la capital ovetense, donde fue localizado por miembros de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, quien propició su compra para Málaga.

A propuestas del Museo, la Junta de Andalucía adquirió la obra en 1996 con destino para Málaga, restaurándose en el  Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Desde 1999 forma parte de los  fondo del Museo de Málaga.  

Presentación de la obra en la exposición, que por razones espaciales no pudo instalarse la obra original, acompañando la leyenda sobre la obra con el Certificado de premio de Primer Clase de José Nogales Sevilla por el Milagro de Santa Casilda, grabado por Bartolomé Maura Montaner al aguafuerte, depósito de Julián Sesmero Ruiz. 




José Nogales en el Museo de Málaga


El pintor malagueño José Nogales mantuvo durante su vida  una intensa relación con el Museo de Málaga

Participó activamente en la fundación del antiguo Museo de Bellas Artes, formó parte del primer Patronato de la Institución, albacea de la donación de Muñoz Degrain y, a su fallecimiento, le legó una variada  colección de obras de arte, piezas arqueológicas y objetos varios.

 Alumno de Bernardo Ferrándiz y Antonio Muñoz Degrain, el pintor José Nogales Sevilla  (Málaga, 1860 – 1939) puede ser considerado el último  maestro de la pintura malagueña del siglo XIX,  y el continuador de la estética decimonónica en la primera mitad del siglo XX  a través de su docencia en la  Escuela de Bellas Artes de Málaga.

A esta íntima y generosa relación se dedica este  homenaje coincidiendo con el  150 aniversario de su nacimiento.


miércoles, 29 de mayo de 2013

Eros en el Museo de Málaga, de mito a tradición cultural.



Museo de Málaga, Sala IAPH El Palmeral de las Sorpresas, Muelle 2, Puerto de Málaga,
28 de diciembre de 2012 a 31 de marzo de 2013.
Consejería de Cultura y Deporte, Junta de Andalucía.
Guión científico: José Ángel Palomares Samper.
Diseño expositivo: Antonio Álvarez Gil.
Montaje expositivo TUIMAGINA, Diseño y Comunicación.










Eros en el Museo de Málaga, de mito a tradición cultural.



Una constante cultural occidental ha sido la lectura que en distintos momentos históricos se ha realizado sobre la atracción amorosa, muy relacionada con la belleza física de sus protagonistas, que desencadena la dialéctica entre amantes y amados en historias marcadas por Eros –el amor triunfal- o Thanatos –el amor de trágico destino.
El mito grecolatino centró gran parte de su cosmogonía y creación del orden humano en las atracciones y repulsas amorosas entre los titanes, dioses, semidioses y héroes de sus hermosas historias, que constituyen el sustrato cultural sobre el que se ha sustentado gran parte de la producción artística, literaria, musical e incluso religiosa de Occidente. Prometeo y Pandora son espejos en los que se reflejan Adán y Eva, en una constante cultural que transita por el tejido histórico de Occidente, en algunos casos incorporando o incardinándose con tradiciones orientales, lo que aumentaba en ocasiones la carga erótica de sus contenidos.
Así del mito grecolatino inicial, Eros quedó incorporado a la tradición occidental en Cupido como el querubín alado que con sus flechas doradas insuflaba el amor entre humanos. Una paganización cultural aceptada sin mayores problemas por la tradición judeo-cristiana, incorporada a nuestra tradición cultural. í﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽en ocasiones         
La muestra se articula en varias unidades temáticas que agrupen los fondos arqueológicos y artísticos en el espacio mediante un mensaje común, que exhiba ante el público:

1.         La seducción del poder: Dioses y diosas en sus relaciones humanas. El latino Júpiter o el heleno Zeus es el primer gran don Juan de la tradición mitológica grecolatina, quien a través de sus múltiples flirteos con otras diosas del panteón olímpico o, más frecuentemente, con humanas procrea la raza de intermediación entre dioses y hombres: los héroes. Hebe, la copera de los dioses, es una de las más acabadas composiciones donde el poder masculino del dios subyuga la juventud de la joven a la que acaba por atribuir el papel de servidora del dios.
Otras acabadas historias del díscolo dios se centran en las transformaciones que a modo de argucias tiene que adoptar para poder seducir a jóvenes custodiadas por sus celosos padres o destinadas al celibato por propia decisión. Es el caso de la joven Leda, a la que el Padre divino seduce transformado en cisne.
Otras historias han transformado el mito en una especie de fábula con moraleja, bien a través de la seducción triunfal de Eros, como la historia de Ariadna abandonada por su esposo Teseo en la isla de Naxos donde se la encuentra Dionisos, ascendiéndola al Olímpo; mientras otras terminarán en un pathos trágico, como la diosa Diana, célibe en su propia naturaleza, que sorprendida durante la caza de Acteón en el baño, acaba por darle presa con sus propios perros de caza. Diana es presa de su propio mito, al que no puede renunciar por la belleza atlética del joven Acteón.

2.         El amor como deidad: Venus y Cupido. El amor como concepto se humaniza a través de la diosa que lo personifica, y el joven fruto de sus amores que se transforma en el mensajero de su madre con poder de rendir al amor cualquier pieza con sus flechas. Venus, nacida entre las espumas marinas del Padre de los dioses, constituye uno de los mitos más fecundos en la producción cultural occidental.

3. Eros en la vida de los humanos: la transfiguración del mito. El amor como pulsión vital se instala en la cultura occidental como una constante que continuamente hace alusión al mito como narración que lo fundamenta, en algunos casos con aspectos universales como los juegos de seducción entre ninfas y faunos, o el mantenimiento de historias y leyendas donde los amantes son trasunto de amores míticos.