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lunes, 1 de diciembre de 2014

Rectificación del Consistorio: aumento del 40% a todo el personal de la Fundación Picasso implicado en los proyectos Pompidou y Museos Estatales Rusos


Hubiese sido una buena noticia tras el Pleno de carácter extraordinario celebrado este lunes primero de diciembre, tan próximo a las fiestas navideñas que los altos arcos ojivales de nuestra calle Larios están intentando remontar a los cielos, ya que a ras de suelo continua siendo una festividad de amplios sectores sociales empobrecidos. Buena nueva de que el Ayuntamiento malacitano habría recobrado la mesura y, que en vez de armar el Belén, habría decidido montar un modesto pesebre de solidaridad y buenas acciones. Me temo que haya sido otra oportunidad perdida en el camino de la recuperación de esa confianza que tanto demandan los políticos hacia sus personas, más allá de intentar con palabras hacernos olvidar a todos aquellos personajes que dinamitan diariamente nuestras conciencias con gastos públicos exorbitantes, justificados en una legalidad indecente, y con sucios negocios al amparo de la financiación de lo común para sus bolsillos suizos.

Ejemplo del “pelotazo” cultural que en estos días constituye una de mis preocupaciones profesionales es el caso de la vienesa Helga Schmidt, una mujer encumbrada de entre el equipo de colaboradores de Herbert von Karajan, quien en 2000 quedó impresionada por el valenciano Palacio de las Artes Reina Sofía. Su trayectoria profesional la avaló para ser nombrada Directora artística de la infraestructura teatral, y Francisco Camps, quien debió adivinar en ella maneras, la ascendió a intendente del Palau de les Arts, con lo que se le dotó de un blindaje especial para la gestión de esta infraestructura cultural pública, que ya venía suficientemente enturbiada por la elección de otro de los personajes más ejemplares de este “pelotazo” cultural: el arquitecto Santiago Calatrava. Cartas de presentación del nuevo Palau de les Arts: arquitecto, gestión política autonómica e intendencia interna versus Calatrava, Pons y Schmidt.   


La salida de Camps y la entrada de Alberto Fabra no ha augurado buenos tiempos para la austríaca, pues la Sindicatura de Cuentas valenciana arrojó un demoledor informe sobre sus pérdidas millonarias, para cuya viabilidad financiera fue necesaria una reducción de su plantilla y una drástica bajada salarial de sus trabajadores. En la cara amarga del caso se sitúan los gastos de la Sra. Schmidt entre los años 2005 y 2013, lo que no supuso su inmediata destitución, como hubiese sido ejemplarizante.

En 2012, el gobierno autonómico decidió reducir en un 60% el sueldo de la intendente para igualarlo a las retribuciones que se fijaban para todos los directivos del Sector Público Empresarial y Fundacional adscritos al gobierno autonómico, quedándose en la nada despreciable cantidad de 68.000€ –¿les recuerda algo la cifra a la de partida del gerente de la Fundación Picasso de los presupuestos vencidos del año 2014?–, aunque el gobierno valenciano continuó retribuyéndole con otros 24.000€ más para alojamiento en un hotel de cuatro estrellas, pues no posee residencia en Valencia.

© El País, 2013.

Estas cifras se enmarcan en la anualidad en que los españoles sufrimos el más cruel azote de la crisis, ya que hasta ese momento el suelto de la Sra. Schmidt alcanzaba los 90.000€ –¿sigue sonándoles de algo la historia del gerente de la Fundación Picasso para el año próximo?–, se le mantuvo un coche oficial y chófer con un gasto de 6.000€ mensuales y se le pagaron viajes de avión en primera clase tanto a su casa en el italiano Piamonte, como a hoteles de lujo por todo el mundo, con gastos diarios de suite de entre los 1.000 y 1.400€ diarios. Entre 2003 y 2011 se ha cifrado en 391.261,00€ los gastos de dietas y viajes de la flamante gestora, que, como pincelada entrañable del buen carácter de la intendente, ha sido acusada en numerosas ocasiones de acoso laboral y trato vejatorio a sus trabajadores, saldados con acuerdos extrajudiciales que han reportado importantes gastos a la Conselleria de Cultura valenciana en concepto de indemnizaciones. Los gastos “legales” fiscalizados por la Sindicatura de Cuentas tenían la peculiaridad de que la autorización lo fiscalizaba y avalaba la misma intendente que los disfrutaba. Conclusión, un modelo de éxito en la Comunidad Valenciana que el Sr. Fabra intenta corregir mediante hechos de transparencia y austeridad y el Sr. De la Torre implantar, para todo lo contrario.

Los buenos directores afirman que su especial virtud es la correcta coordinación de un equipo humano, cuyos resultados son garantes de excelencia. Por ello, si a los altos cargos en el sector público empresarial y fundacional se les retribuye con tan altos salarios por su nivel de responsabilidad, capacidad de gestión y dedicación, por la misma regla de tres deberíamos aumentar aquellos que disfrutan los equipos bajo su coordinación. Estoy casi seguro de que en la mentalidad de los gestores políticos municipales estará la idea de aplicar la misma medida de aumento salarial al personal de la Fundación Picasso – Museo Casa-Natal, al comprender que la asunción de nuevas gestiones en torno a los museos George Pompidou y Estatales Rusos no puede sustentarse sobre recortes salariales y, aún menos, sobre la percepción de que su gestor disfrute entre el equipo y otros altos cargos culturales municipales de un “blindaje salarial” en la línea de la situación disfrutada por Dª Helga Scmidt, cuyo ejemplo de “pelotazo” cultural no está tan lejano.


 Les recomiendo una entrevista al nuevo director de la Fundación en 2011, en la que Javier López preguntó al recién incorporado a las filas municipales: Hablando de economía, en la Casa Natal se va a enfrentar a una situación presupuestaria muy ajustada. ¿Le preocupa? La respuesta fue que, desconociendo en profundidad la situación presupuestaria, no le asustaba ya que la cultura nunca había sido un mundo sobrado de dinero, apostando por la imaginación y apoyándose en una marca potente como la que entonces disfrutó la Fundación Picasso. A dos años vista, su apuesta por la imaginación ha sido de fábula, pues ni en sus mejores sueños pudo imaginarse el escenario donde la cultura no sólo estaría sobrada de dinero para nuevos proyectos municipales bajo sus pies, sino que personalmente alcanzaría la retribución que hoy aprueban nuestros mejores y más numerosos representantes públicos en el Ayuntamiento malagueño. Mañana volverán a colocarse los mandiles sociales para repartir bolsas de caridad entre los malagueños, bajo los altos arcos ojivales que proyectan nuestras plegarias. 

Bibliografía:
ÁLVAREZ, F., “El Consell rebaja un 60% el salario de Helga Schmidt, intendente del Palau de les Arts”, El Mundo, 13 de abril de 2012, edición digital httpp://www.elmundo.es/elmundo/2012/04/13/valencia/1334315906.html (consultada el 1 de diciembre de 2014).
LÓPEZ, Javier, “José María Luna: “Debemos trabajar con imaginación y apoyarnos en la Casa Natal como marca”, Sur, Málaga 28 de mayo de 2011, edición digital httpp://www.diariosur.es/v/20110528/cultura/jose-maria-luna-director-20110528.html (consultado 1 de diciembre de 2014).
S.F., “Trabajo expediente a Les Arts al no actuar ante el “trato vejatorio” de Helga Schmidt”, El País de la Comunidad Valenciana, 14 de mayo de 2013, edición digital httpp://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/05/13/valencia (consultada 1 de diciembre de 2014). 

jueves, 27 de noviembre de 2014

La Fundación Picasso Museo Casa-Natal, de Sociedad Limitada municipal a demencia sin limitar


Fachada Fundación Picasso.


Si existe una institución cultural por la que los malagueños debemos sentirnos orgullosos y sacar pecho ante la labor bien hecha es de la Fundación Picasso Museo Casa-Natal, al menos hasta el momento. Entre otras razones, por cerrar un capítulo de incomprensión local hacia el fenómeno artístico que convulsionó el arte contemporáneo mundial desde una cuna en la Plaza de la Merced. Tras la definitiva salida de Pablo Ruiz Picasso de Málaga a principios del siglo XX, su vinculación con la II República Española —aceptando la dirección del Museo del Prado, desde su residencia francesa, y decidiendo el depósito del Guernica en el MoMA neoyorquino, hasta bien no se restableciese la democracia en España— y su renuncia a pisar suelo patrio hasta el fallecimiento del dictador, con la mala suerte de morir dos años antes, determinó que las administraciones públicas malagueñas impusieran la ley del silencio durante décadas sobre su pintor más universal.


Sólo Juan Tembory Álvarez, acompañado en su tránsito por el desierto de Baltasar Peña Hinojosa y un puñado de malagueños más, comprendió que la reinstalación del Museo de Bellas Artes de Málaga en el Palacio de los Condes de Buenavista en 1961 no podía tener un auténtico valor cultural y un discurso museológico coherente sin su clausura con una sala dedicada a Picasso. Las gestiones fueron duras, máxime si las encuadramos en la década de los cincuenta y en la escasa empatía de los poderes públicos locales con la figura del malagueño, por lo que las gestiones no pasaron de un compromiso de amistad con el mediador y secretario picassiano Jaime Sabartés (1881–1968), quien a cambio de las obras de Picasso que nunca llegaron a exhibirse en los muros donde hoy se presentan, legó su biblioteca personal. Así, en 1964 el Museo de Málaga pudo contar con un espacio picassiano en la denominada Sala Sabartés.

Sala Sabartés, Museo Provincial de Bellas Artes de Málaga, 1964.


En este periodo tecnócrata y aperturista al turismo internacional, los gestores municipales aprovecharon la celebración del IV Congreso de Cooperación Internacional celebrado en honor de Velázquez para organizar una exposición de cerámicas picassianas de los alfares de Vallauris, para cuya instalación se trasladó a Málaga como asesor Sabartés, e inauguró una placa conmemorativa de su nacimiento en la casa número 15 de la Plaza de la Merced. Tan expresiva era la prudencia en los homenajes locales al pintor, que la placa rezaba: En esta casa nació Picasso el 25 de octubre de 1881. Recuerdo del IV Congreso de Cooperación Internacional celebrado en honor de Velázquez. Febrero de 1961.

El consistorio de Pedro Luis Alonso asistió a lo que “el jabegote” calificó en las páginas de Hoja del Lunes como una nueva guerra púnica entre detractores y aduladores picassianos. Con estas polaridades electrizadas transitamos por la década de los años setenta hacia un cambio de régimen, que se agotó en un contexto internacional que superaba los telones de la guerra fría, y el advenimiento de la democracia, tras la que Málaga comienza su reconciliación con la figura de Pablo Ruiz Picasso.

El 25 de marzo de 1983 se procedió a la declaración de la Casa natal de Picasso como Bien de Interés Cultural y el municipio la adquirió para la creación de un centro picassiano. Superando las iniciales inclinaciones hacia la adopción de la fórmula Museo-casa natal, el equipo municipal encabezado por Pedro Aparicio, recientemente recordado por su triste pérdida, apostó con valentía por un Centro de Estudios picassianos en la línea que para este tipo de instituciones marcó la UNESCO en 1983, a lo que se podía acceder con cierta facilidad económica, aplicando coherencia y realismo ante un mercado del arte picassiano multimillonario.

Así, en 1988 comenzó la andadura de la Fundación Picasso – Museo Casa-natal, presidida por una íntima y entrañable relación con la familia del pintor, como atestiguan las donaciones de Marina Ruiz-Picasso, su nieta, y los diez libros ilustrados de Christine Ruiz-Picasso al año siguiente.

La dirección, encargada al pintor Eugenio Chicano, produjo brillantes frutos, ya que comprendió que la institución no podía quedarse en una foto fija sobre el artista que se mantuvo en permanente evolución e informando las corrientes artísticas de su tiempo, instituyendo desde el mes de enero de 1989 la beca Picasso para artistas plásticos. Así mismo, las periódicas celebraciones de los octubres picassianos, feliz fórmula de acercar a la población la significación internacional del maestro desde distintas propuestas adaptadas a sectores socio-económicos y educativos distintos, fueron cimentando la imagen de importante centro de estudios del pintor en el sur peninsular, donde los más importantes especialistas en su amplia obra creativa tenían por excelso privilegio ser invitados a sus actos y ciclos de conferencias. Estas actuaciones, además, fueron incrementando el fondo documental y bibliográfico de la Fundación, como la donación realizada por la profesora de la Universidad de Yale en torno al II octubre picassiano, Marilyn McCully.

© SUR, 2003.

El siglo XXI se abrió con la nueva dirección de Pedro Pizarro, quien pretendió dar un giro más museológico al proyecto y el 25 de octubre de 2002 inauguró una sala-estudio decimonónica que, en palabras del gerente, respondía a la necesidad expresada por los visitantes de saber cómo era el ambiente de época de la casa, rompiendo con el espacio museográfico aséptico y puro que hasta el momento habían ofrecido las salas de exposiciones de la Fundación.  

 En agosto de 2003 Mari Luz Reguero asumió la dirección del centro, valorando la interesante labor de su antecesor respecto a la promoción del arte contemporáneo, pero comprometiéndose en la recuperación de la esencia misma de la Fundación: buenas relaciones con la familia Ruiz-Picasso y promoción de nuevas exposiciones y eventos picassianos. A ello debemos sumar la asunción del nuevo proyecto en un difícil contexto, al desembarcar en Málaga el Museo Picasso Málaga, promoción de la Junta de Andalucía, para el que tanto Diego Maldonado, por entonces Concejal de Cultura, como su nueva directora mantuvieron en todo momento una actitud de apoyo, colaboración e interacción entre los dos espacios picassianos, aunque lamentablemente las buenas intenciones municipales no fueron entendidas por la administración autónoma.

Dos fueron los pilares fundamentales sobre los que asentar el nuevo proyecto de la Fundación Picasso: una necesaria ampliación de sus espacios, para poder aumentar las salas expositivas; y el incremento selectivo y razonable de las colecciones, en función de sensatas y estratégicas gestiones internacionales.

Tras lograr sin especiales dificultades la primera en 2005, aunque por el camino quedaran propuestas como la incorporación a la Fundación del inmueble del cine Astoria, especialmente brillante fue la segunda con la adquisición del: “Entierro del Conde de Orgaz”, con 12 aguafuertes de Picasso y prólogo de Rafael Alberti, adquirida en el año 2003 en Chicago; la colección de 223 litografías (1945-1964) de Jan Lohn el mismo año; la serie de 15 grabados (1904-1906) de la serie de “Los Saltimbanquis” en 2005; y, sobre todo, la adquisición en Ginebra del cuaderno número 7 de dibujos preparatorios para “Las Señoritas de Avignon” (junio-julio 1907) en 2006, además de algunas piezas cerámicas y ediciones ilustradas del pintor. Desde mi punto de vista, las actuaciones más brillantes con respecto a la Fundación de Francisco de la Torre y su legado histórico en relación con la figura de Pablo Ruiz Picasso en Málaga.

© Sur, 9 de junio de 2006.

Mientras, la estructura interna de la Fundación se fue afinando desde el inicial encargo recibido por Marilyn McCully para definir el centro de estudios picassiano a finales de los ochenta, y se fue formando una plantilla estable de magníficos profesionales que cimentaron, más allá de sus directores, la brillante singladura de la institución, algunos de ellos desde su creación. Entre ellos se buscó a su nuevo director, siendo la conservadora de la colección Lourdes Moreno la seleccionada para desempeñar tal cargo por el Consejo rector de la Fundación en diciembre de 2007, sobre todo avalada por sus gestiones en las adquisiciones de la colección Jan Lohn y el cahiers 7º.

Lourdes Moreno impulsó desde su dirección la normalización de la institución dentro del Sistema Andaluz de Museos que la nueva legislación autonómica en materia de museos y colecciones museográficas abría en el año de su nombramiento, así como la ampliación de la plantilla con profesionales adscritos a departamentos tan necesarios como conservación y restauración de la colección y difusión, mediante procedimientos de acceso reglados por concurso-oposición.

El resultado fue tan profesional y exitoso como cabría esperar desde la percepción de un técnico, y la Fundación acudió con sus colecciones a numerosas citas internacionales, dejando una imagen de seriedad y competencia en las labores técnicas del personal de la institución, de la que puedo dar fe por coincidencia en algunos proyectos, como correo del Museo de Málaga. Así, Lourdes Moreno situó a la Fundación a nivel internacional sobre la sólida base de proyectos directivos anteriores, como el indiscutible enriquecimiento de la colección, de la que ella fue directa artífice y partícipe.

La llegada de José María Luna a la Fundación se produjo con la salida de la anterior directora para liderar el proyecto del Museo Carmen Thyssen Málaga, encontrándose una máquina perfectamente engrasada y a pleno rendimiento, con proyectos internacionales ya cerrados y en marcha en distintas partes del hemisferio mundial. Su figura también está sólidamente avalada por sus años de dirección del Museo del Grabado Español Contemporáneo en Marbella y la granadina Fundación Rodríguez Acosta.

No obstante, no ha alcanzado a definir su perfil al frente de la Fundación, pues los proyectos de implantación de una sede del francés Centro George Pompidou y de los Museos Estatales de San Petersburgo en Málaga se han fagocitado la magnífica trayectoria de la Fundación, realidad enmascarada y minimizada por los fastos de estos castillos en el aire.

© SUR, 9 de noviembre 2007. 

La Fundación Picasso Museo-Casa Natal, una vez superado los trámites de inscripción en el Registro Andaluz de Museos que promovió Lourdes Moreno, se enfrenta a un cambio de naturaleza jurídica que creo debería comprometer su permanencia en dicho registro, ya que afecta a la definición de gestión de la institución y podría propiciar el acceso mediante un portillo no sólo al Pompidou y a los Museos estatales rusos en dicho registro, sino a cualquier otro proyecto que se incluyese bajo el amparo de dicha fórmula, con su consiguiente consideración para la administración autónoma como museo sin comprobar los mínimos estándares que la ley marca para estas instituciones.

La inicial fórmula de constitución de una “Agencia Pública” para la gestión conjunta de las tres instituciones ha sido retirada, tras los informes emitidos por el equipo económico del consistorio local, adquiriendo la fórmula de Sociedad Limitada enteramente municipal.

Hasta el momento no me consta el acuerdo del Consejo Rector que preside la Fundación para el cambio de sus estatutos en función de esa nueva naturaleza jurídica, según anotación en prensa, para permitir que su director y trabajadores continúen las negociaciones francesas y rusas en un limbo legal que no favorecerían los acuerdos adoptados por dicho órgano rector.  y consideraci distintas partes des. illo de Pompidou y Museos estatales rusos en dicho registro y consideraci distintas partes d

Publicidad Fundación Picasso, 2003.

Lo que si ha aprobado dicho Consejo Rector de la Fundación ha sido sus presupuestos para el año 2015, con un incremento desde el millón y medio largo de euros a casi diez millones. Lo más significativo es la nueva remuneración de su gerente o director, cuyo sueldo actual, según el diario Sur, es de 65.000,10 € más 1.600 € de dietas, que para el año próximo se incrementa en un 40% hasta 89.571,36 €, más un increíble incremento de 3.900 € en dietas (más del doble), lo que arroja un sueldo de 91.171,36 €, que supera a muchos presidentes autonómicos, a numerosos cargos de ministros, secretarios de estado o consejeros autonómicos.

La explicación consistorial local se me antoja peregrina, por cuando se justifica en un ahorro en nombramientos de gerencia para las dos instituciones nonatas y un justo incremento por aumento de la responsabilidad y tareas del director gerente de la institución picassiana. Como profesional de los museos se me antoja como la traslación de los “pelotazos” del ladrillo al sector público de la cultura, la educación y la sanidad, con los que tan alegre como inconscientemente juega el sector conservador de nuestro país.

Pero, ahondando aún más en la tomadura de pelo hacia un sector, el cultural, que está sangrando hacia la agonía por la aplicación de un Impuesto sobre el Valor Añadido que anula el escaso consumo cultural que la población española podría disfrutar y nos hace perder competitividad en proyectos nacionales e internacionales, el consistorio malagueño aduce motivos de ahorro en la nueva definición de la naturaleza jurídica de la Fundación. Este ahorro se sustenta, según declaraciones en prensa, en que la fórmula de Sociedad Limitada Municipal disminuye los gastos ocasionados por la aplicación del 21% de IVA cultural a los nuevos museos, tanto para su puesta en marcha como para su futura gestión. 

La administración que impone impuestos directos muy poco sensibles con las empresas e industrias culturales, reclama un ahorro en el pago de impuestos que son la base de financiación de estas mismas administraciones, cargándose de plano la labor ejemplar y la transparente gestión de la administración pública. La hipocresía de nuestros gestores políticos alcanza en este punto niveles de tal corrupción moral e indecencia ética que me impide continuar con el relato sin la provocación del vómito intelectual.

Bibliografía:
CABEZAS, Juan Antonio, “En Málaga con la infancia de Pablo Picasso”, ABC, Madrid, Prensa Española, miércoles 14 de junio de 1967.
Jabegote, “Las guerras púnicas. La Costa, fin de semana”, Hoja del Lunes, lunes 17 de febrero de 1967.
LÓPEZ, A.J., “La oposición critica el aumento salarial del 40% del director de la Fundación Picasso”, Diario SUR, Málaga, miércoles 26 de noviembre de 2014, p. 45.
MONTILLA, Ricardo G., “La Fundación Picasso gestionará como sociedad limitada los nuevos museos”, El Mundo, edición digital http://www.elmundo.es/andalucia/2014/07/03 (consultado el 26 de noviembre de 2014). 

lunes, 10 de noviembre de 2014

Una historia interminable, hasta bien no se inaugure el Museo de Málaga.


Hoy nos hemos desayunado con la noticia de que el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (desde ahora MNCARS) se instalará próximamente en Santander, gracias al legado del industrial José María Lafuente, quien ultima el depósito de sus colecciones en la institución madrileña por un período de diez años, transcurridos los cuales el Estado tendrá la opción de su adquisición. El Archivo Lafuente se compone de más de ciento veinte mil documentos y una colección de unas tres mil piezas entre pintura, escultura y obra gráfica. La ubicación no es baladí, pues el propietario de la colección ha manifestado su deseo de que el conjunto se mantenga reunido en una institución pública santanderina. Por ello, podemos considerar como parte de las cláusulas de depósito la instalación en Santander de dichos fondos artísticos y documentales, a lo que el también santanderino Secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, ha sido proclive en su participación en las negociaciones entre el Museo Nacional, el Gobierno de Cantabria, Ayuntamiento y depositante.

Con ello no queremos establecer ninguna sombra de duda sobre dichas gestiones, y menos desde el Museo de Málaga, que en los años de la II República Española disfrutó de una situación proclive al depósito de numerosas obras de los Museos Nacional del Prado y de Arte Moderno por el malagueño Ricardo de Orueta y Duarte, entonces Director General de Bellas Artes y Archivos. Gracias a su intermediación se depositaron en el Museo de Málaga obras de: Moreno Carbonero, Simonet Lombardo, Gartner de la Peña, Sala Francés, Viniegra y Lasso de la Vega; además de importantes obras antiguas de Correa de Vivar, Morales, Murillo, Castillo Saavedra, Giordano, Carducho, etc.

La operación cuenta además con un edificio, que la comunidad cántabra anunció como sede del Museo de Prehistoria y Arqueología (MUPAC), el antiguo Banco de España en Santander cuya instalación y mantenimiento corren a cuenta del gobierno autonómico, mientras que la dirección técnica y su personal estarán a cargo del MNCARS. En este caso, fue el museo quien se interesó por el Archivo del editor, coleccionista e industrial Sr. Lafuente, sobre todo por sus cientos de documentos sobre arte contemporáneo de difícil reunión ex nihilo, cuya obtención pasa por atender las expectativas del titular de la colección sobre la instalación en su ciudad. No en vano, la obtención del archivo sitúa al MNCARS como centro de referencia en documentación varia en torno al arte de la vanguardia histórica y de la producción artística española y latinoamericana de los años sesenta, los dos núcleos en los que se articula el archivo reunido por Lafuente desde el año 2002.

El 21 de octubre de 2014, el Patronato del MNCARS dio luz verde a su director para entablar negociaciones por el depósito del Archivo Lafuente, con la condición de que se estableciese un acuerdo con la comunidad cántabra para la cesión del edificio y recursos suficientes para su instalación. No obstante, ¿se trata de una sucursal o subsede del MNCARS?, por declaraciones del museo no se trataría de una sucursal stricto senso ya que se trata de un depósito en una infraestructura de titularidad autonómica con la que el MNCARS trabajará en red, garantizando la adecuada investigación y difusión del Archivo Lafuente con su dirección técnica y su personal, y liderando exposiciones temporales que contextualicen adecuadamente los fondos permanentes de la nueva infraestructura cultural o sean producción de la pinacoteca madrileña. El término sucursal, subsede o franquicia es cuño de los responsables políticos y medios de comunicación social, cuyo principal interés parece centrarse en el rótulo que presida su fachada con la leyenda Reina Sofía. Para los museólogos no puede ser más que una etiqueta de falsa entidad, pues cada museo es una realidad individual, única y escasamente extrapolable a otras realidades culturales, geográficas o sociales; mientras que para los juristas es un complicado contrato administrativo que suele imponer condiciones draconianas a los lugares donde se instalan, pues no suelen responder a proyectos culturales sólidos —que ya desarrollan en sus sedes—, sino a ampliación de mercados y obtención de nuevas fuentes de financiación. A esta personal afirmación tan sólo podría oponer la honrosa excepción del Museo Guggenheim de Bilbao, que ha minimizado en el ideario colectivo nacional a su original neoyorquino.

En sentido museológico, no es el centro santanderino una sucursal del MNCARS sino el medio más útil y eficaz de poner en valor un archivo privado bajo la supervisión museológica y técnica de una institución que vela por la tutela, conservación, investigación y difusión de un legado de frágil pervivencia.

No obstante, la noticia nacional, sin base alguna en mi modesta opinión, vuelve a sacar a la palestra la hipotética definición del Museo de Málaga en su apertura en la Aduana de Málaga como subsede del Museo Nacional del Prado (desde ahora MNP). Quizá lo deseable en la aplicación de la fórmula santanderina sea que la dirección técnica y el personal procedan del MNP, lo que demuestra el desconocimiento y menosprecio del trabajo de la dirección, cuerpo técnico facultativo y personal del Museo de Málaga durante tantos años.



Por otra parte, qué importante prócer malagueño posee una colección tan apreciable para el MNP como para inducir a su Patronato a aceptar un depósito o donación que incluya como cláusula la apertura de una sede en Málaga para su tutela, investigación y difusión. En cualquier caso, quizá corresponda al activo gobierno municipal ofrecerle otro espacio en tabacalera y los fondos para su instalación y mantenimiento, según la fórmula santanderina. No mencionamos deliberadamente que incluya la posibilidad de formar parte del circuito de exposiciones temporales del MNP, pues difícilmente podría contar: con la capacidad y equipamiento de las salas de exposiciones temporales del nuevo Museo de Málaga en el Palacio de la Aduana; una mejor relación técnica con la pinacoteca nacional; y mayor profesionalidad en conservación preventiva, gestión de préstamos y formación museográfica que los profesionales que hasta el momento venimos sirviendo, desde el Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos, a la institución decana de Málaga.

¿Falta de colecciones? Este tema creo contestado en los numerosos post de este blog, así como de las exposiciones temporales que se han venido exhibiendo en la capital, al menos desde el cierre de las sedes de la Alcazaba y Palacio de los Condes de Buenavista, cuya numeración sería demasiado prolija. Algunas obras puntuales del MNP podrían verse en Málaga, pero ese puñado de piezas no constituyen una subsede, sino la relación normalizada entre iguales de dos instituciones de primera línea.




No entraremos en el estéril enredo de las “marcas”, ya que no compete a los técnicos en museología y museografía de una institución con tan dilatada trayectoria como el Museo de Málaga, que transitó desde la monarquía de Alfonso XIII, al advenimiento de la II República, el estallido a sus puertas de la Guerra Civil española, el nuevo régimen del General Franco, la monarquía constitucional y el estado de las autonomías, con la transferencia de su gestión desde 1984. Dejemos el debate a los políticos y a los medios de comunicación.

Bibliografía:
BALBOA, Guillermo, “El Reina Sofía desembarca en Santander con el Archivo Lafuente como fondo permanente”, El Diario montañés, 21 de octubre de 2014.
LÓPEZ, Antonio Javier, “Cultura y Sociedad. La llegada del Reina Sofía a Santander reabre la puerta a la subsede del Prado en la Aduana”, Diario Sur, Málaga, lunes 1 de noviembre de 2014, p. 34.