Hubiese
sido una buena noticia tras el Pleno de carácter extraordinario celebrado este
lunes primero de diciembre, tan próximo a las fiestas navideñas que los altos
arcos ojivales de nuestra calle Larios están intentando remontar a los cielos,
ya que a ras de suelo continua siendo una festividad de amplios sectores
sociales empobrecidos. Buena nueva de que el Ayuntamiento malacitano habría
recobrado la mesura y, que en vez de armar el Belén, habría decidido montar un
modesto pesebre de solidaridad y buenas acciones. Me temo que haya sido otra
oportunidad perdida en el camino de la recuperación de esa confianza que tanto
demandan los políticos hacia sus personas, más allá de intentar con palabras hacernos olvidar a todos
aquellos personajes que dinamitan diariamente nuestras conciencias con gastos
públicos exorbitantes, justificados en una legalidad indecente, y con sucios
negocios al amparo de la financiación de lo común para sus bolsillos suizos.
Ejemplo
del “pelotazo” cultural que en estos días constituye una de mis preocupaciones
profesionales es el caso de la vienesa Helga
Schmidt, una mujer encumbrada de entre el equipo de colaboradores de
Herbert von Karajan, quien en 2000 quedó impresionada por el valenciano Palacio
de las Artes Reina Sofía. Su trayectoria profesional la avaló para ser nombrada
Directora artística de la infraestructura teatral, y Francisco Camps, quien debió adivinar en ella maneras, la ascendió
a intendente del Palau de les Arts,
con lo que se le dotó de un blindaje especial para la gestión de esta
infraestructura cultural pública, que ya venía suficientemente enturbiada por
la elección de otro de los personajes más ejemplares de este “pelotazo”
cultural: el arquitecto Santiago
Calatrava. Cartas de presentación del nuevo Palau de les Arts: arquitecto, gestión política autonómica e
intendencia interna versus Calatrava,
Pons y Schmidt.
La
salida de Camps y la entrada de Alberto
Fabra no ha augurado buenos tiempos para la austríaca, pues la Sindicatura
de Cuentas valenciana arrojó un demoledor informe sobre sus pérdidas
millonarias, para cuya viabilidad financiera fue necesaria una reducción de su
plantilla y una drástica bajada salarial de sus trabajadores. En la cara amarga
del caso se sitúan los gastos de la Sra. Schmidt entre los años 2005 y 2013, lo
que no supuso su inmediata destitución, como hubiese sido ejemplarizante.
En
2012, el gobierno autonómico decidió reducir en un 60% el sueldo de la intendente
para igualarlo a las retribuciones que se fijaban para todos los directivos del
Sector Público Empresarial y Fundacional adscritos al gobierno autonómico,
quedándose en la nada despreciable cantidad de 68.000€ –¿les recuerda algo la
cifra a la de partida del gerente de la Fundación Picasso de los presupuestos vencidos
del año 2014?–, aunque el gobierno valenciano continuó retribuyéndole con otros
24.000€ más para alojamiento en un hotel de cuatro estrellas, pues no posee
residencia en Valencia.
© El País, 2013. |
Estas
cifras se enmarcan en la anualidad en que los españoles sufrimos el más cruel azote
de la crisis, ya que hasta ese momento el suelto de la Sra. Schmidt alcanzaba
los 90.000€ –¿sigue sonándoles de algo la historia del gerente de la Fundación
Picasso para el año próximo?–, se le mantuvo un coche oficial y chófer con un
gasto de 6.000€ mensuales y se le pagaron viajes de avión en primera clase
tanto a su casa en el italiano Piamonte, como a hoteles de lujo por todo el
mundo, con gastos diarios de suite de
entre los 1.000 y 1.400€ diarios. Entre 2003 y 2011 se ha cifrado en
391.261,00€ los gastos de dietas y viajes de la flamante gestora, que, como
pincelada entrañable del buen carácter de la intendente, ha sido acusada en
numerosas ocasiones de acoso laboral y trato vejatorio a sus trabajadores,
saldados con acuerdos extrajudiciales que han reportado importantes gastos a la
Conselleria de Cultura valenciana en concepto de indemnizaciones. Los gastos
“legales” fiscalizados por la Sindicatura de Cuentas tenían la peculiaridad de
que la autorización lo fiscalizaba y avalaba la misma intendente que los
disfrutaba. Conclusión, un modelo de éxito en la Comunidad Valenciana que el
Sr. Fabra intenta corregir mediante hechos de transparencia y austeridad y el Sr. De la Torre implantar, para todo lo contrario.
Los
buenos directores afirman que su especial virtud es la correcta coordinación de un
equipo humano, cuyos resultados son garantes de excelencia. Por ello, si a los
altos cargos en el sector público empresarial y fundacional se les retribuye
con tan altos salarios por su nivel de responsabilidad, capacidad de gestión y
dedicación, por la misma regla de tres deberíamos aumentar aquellos que
disfrutan los equipos bajo su coordinación. Estoy casi seguro de que en la
mentalidad de los gestores políticos municipales estará la idea de aplicar la
misma medida de aumento salarial al personal de la Fundación Picasso – Museo
Casa-Natal, al comprender que la asunción de nuevas gestiones en torno a los
museos George Pompidou y Estatales Rusos no puede sustentarse sobre recortes
salariales y, aún menos, sobre la percepción de que su gestor disfrute entre el
equipo y otros altos cargos culturales municipales de un “blindaje salarial”
en la línea de la situación disfrutada por Dª Helga Scmidt, cuyo ejemplo de
“pelotazo” cultural no está tan lejano.
Bibliografía:
ÁLVAREZ, F., “El Consell rebaja un 60% el salario de Helga
Schmidt, intendente del Palau de les Arts”,
El Mundo, 13 de abril de 2012, edición digital
httpp://www.elmundo.es/elmundo/2012/04/13/valencia/1334315906.html (consultada
el 1 de diciembre de 2014).
LÓPEZ, Javier, “José María Luna: “Debemos trabajar con
imaginación y apoyarnos en la Casa Natal como marca”, Sur, Málaga 28 de mayo de 2011, edición digital
httpp://www.diariosur.es/v/20110528/cultura/jose-maria-luna-director-20110528.html
(consultado 1 de diciembre de 2014).
S.F., “Trabajo expediente a Les Arts al no actuar ante el
“trato vejatorio” de Helga Schmidt”, El
País de la Comunidad Valenciana, 14 de mayo de 2013, edición digital
httpp://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/05/13/valencia (consultada 1 de diciembre de
2014).
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