© "Paisaje de costa". Museo de Málaga |
En el Día
de la Mujer queremos rescatar la memoria de la pintora María Revenga
Sancho, una paisajista olvidada en la vorágine de los convulsos tiempos que le
tocó vivir, desde las ansias libertarias femeninas durante los años de la II
República Española, la dramática experiencia de una bárbara guerra civil, los
oscuros años de una dictadura y los primeros vientos de la democracia española.
Nacida en el mes de diciembre de 1901 en Madrid, en el seno de una familia de
rígida disciplina militar, su infancia estuvo marcada por los distintos destinos
de su padre en acuartelamientos nacionales, consolidando desde su más tierna
infancia un especial interés por los viajes como medio de conocimiento y la
apreciación del paisaje como la más genuina identidad de los lugares donde bien
se transita o se reside.
La pintora no reconocería el Madrid de su
infancia, pues entre los años 1903 y 1905 sus primeros recuerdos infantiles
fueron los de la tierra natal de su madre, Las Palmas de Gran Canaria, aunque
sus mejores y más permanentes recuerdos de infancia y adolescencia los tuvo de
Málaga, ciudad a la que se trasladó con su familia hasta el año 1913. María
encontró en esta ciudad abierta y cosmopolita un ambiente cálido para personas
desarraigadas como ella, con la que pronto se vinculó mediante estrechos lazos
sentimentales que conservó durante toda su vida, ya que en ella fraguó sus
mejores amistades y de aquí fue su marido: Christian Froemke.
Hasta 1920 la familia residió de nuevo en
Madrid, donde María Revenga cursó sus estudios de secundaria en el Colegio
Alemán y acudió a clases con la pintora Pilar de la Riva, más como complemento
en la educación de una señorita de buena familia burguesa que como formación
artística, dominando el difícil arte de la acuarela y soltando su destreza en
composiciones florales. Tras tres años en Mérida, donde su padre estuvo
vinculado al Regimiento de Artillería, regresó de nuevo a la capital española
donde tomó la firme decisión de dedicarse a la pintura profesionalmente, con
una especial inclinación por el paisaje en constantes excursiones, donde se
dejó seducir por los encrespados riscos del Guadarrama.
En 1926 regresó a Málaga para contraer
matrimonio e, independizada de la tutela paterna, se dedicó con su marido a
realizar un largo viaje por Europa central, donde la sedujeron los paisajes
agrestes suizos, de la Selva Negra alemana y del Tirol. Al final de la Guerra Civil,
María Revenga se consideró pintora con el desarrollo de una intensa actividad
entre su estudio madrileño de la calle Fortuny y el que dispuso en la localidad
abulense de Piedralaves. Su extensa actividad expositiva nacional e
internacional se inició en 1943 con sendas exposiciones madrileña y barcelonesa
en las salas Macarrón y Pallarés. Así mismo, fue asidua a las Exposiciones Nacionales
de Bellas Artes en los años cincuenta y sesenta, en las que nunca renunció al
magisterio de Pilar de la Riva por vincularse a maestros de más renombre
nacional, y concurrió a numerosos certámenes locales y nacionales donde sí obtuvo
importantes galardones.
La década de los años sesenta fue intensa en
la programación de exposiciones por todo el mundo, iniciándose con las
exhibiciones latinoamericanas en Venezuela y Cuba y continuando con las organizadas
por embajadas y Centros Culturales Hispanos de Extremo Oriente, con importantes
exposiciones en Alejandría, El Cairo o Beirut, además de las antiguas colonias
españolas de Guinea Ecuatorial y Fernando Poo. Estas primeras exhibiciones
tuteladas por las autoridades españolas fueron seguidas, gracias al éxito
comercial de la pintora, por la invitación para exponer en galerías comerciales
de Hamburgo, Roma y la canadiense Vancouver, donde logró vender toda su
producción.
En 1974, tras el fallecimiento de su marido,
María Revenga decidió realizar un crucero por el mundo donde dedicarse con
auténtica pasión al reflejo de los paisajes de aquellos lugares por los que
transitaba, tras cuya finalización desarrolló una intensa labor expositiva
desde Santiago de Chile a la sudafricana Johannesburgo. El inicial realismo de
las obras de María Revenga se fue resolviendo en una pincelada cargada de pasta
y con un gesto más dinámico y suelto, lo que aporta a los paisajes de la
pintora una vibración intensa del color y un dinamismo extremo de su huella que
anima la composición en una línea más expresiva y personal.
Antes de fallecer a edad avanzada el 19 de
diciembre de 1988, realizó dos grandes exposiciones de su obra en Málaga: la
primera en el Museo de Málaga en1970 y, nueve años después, en el Museo
Diocesano de Málaga. De la primera resta como postrer afecto a la ciudad de su
adolescencia, a la que reiteradamente volvió a lo largo de su vida, dos obras donadas
por la autora al Museo de Málaga: “Cumbres”, un óleo sobre lienzo de grandes
dimensiones que debemos relacionar con su gran afición por los paisajes
agrestes de alta montaña, donde se confunden espacios nevados con intensas
nieblas en jirones desgarrados entre las exaltadas cumbres; y “Paisaje de costa”, óleo sobre tabla, donde la pintora se acerca con su habitual
intensidad de expresión a la costa malagueña tan frecuentada durante sus años
de estancia en nuestra ciudad.
© Diario SUR, sábado 11 de abril de 1970. |
María Revenga tuvo una voluntad artística
férrea que la elevó por encima de las convenciones de género de su tiempo y la
transmutaron en una impenitente viajera dedicada, como los primeros
cartógrafos, a dejar constancia de la epidermis de nuestro mundo en sus más
contrastadas fisonomías.
Bibliografía:
AA VV, María Revenga
[Catálogo exposición, Sala de Exposiciones del Museo Diocesano de Arte Sacro de
Málaga, 16 al 30 de abril], Málaga, 1979.
CHAVARRI, Raúl, La
pintura española actual, Madrid, Ibérico Europea de Ediciones, 1973, p.
163.
M.A., “Arte. María Revenga expone sus pinturas en el Museo
Provincial”, La Tarde, viernes 10 de
abril de 1970.
Tenia unos cuadros muy bonitos. Recuerdo de pequeña haber ido a una exposición suya en Las Palmas, y mi madre le compro un cuadro que esta ahora en mi casa.
ResponderEliminarAcabo de ver un cuadro suyo en el museo Goya de Zaragoza y me ha encantado. Gracias por tu entrada.
ResponderEliminarPues Mari, era la prima hermana de mi abuela y lógicamente tengo varios de cuadros de esta magnífica pintora y maravillosa persona
ResponderEliminarYo tengo un cuadro precioso de María Revenga, heredado de mis padres y a su vez de mis abuelos. Es un montículo lleno de lavanda y brezo, con el cielo azul con nubes. Es una preciosidad!
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