Translate

jueves, 27 de noviembre de 2014

La Fundación Picasso Museo Casa-Natal, de Sociedad Limitada municipal a demencia sin limitar


Fachada Fundación Picasso.


Si existe una institución cultural por la que los malagueños debemos sentirnos orgullosos y sacar pecho ante la labor bien hecha es de la Fundación Picasso Museo Casa-Natal, al menos hasta el momento. Entre otras razones, por cerrar un capítulo de incomprensión local hacia el fenómeno artístico que convulsionó el arte contemporáneo mundial desde una cuna en la Plaza de la Merced. Tras la definitiva salida de Pablo Ruiz Picasso de Málaga a principios del siglo XX, su vinculación con la II República Española —aceptando la dirección del Museo del Prado, desde su residencia francesa, y decidiendo el depósito del Guernica en el MoMA neoyorquino, hasta bien no se restableciese la democracia en España— y su renuncia a pisar suelo patrio hasta el fallecimiento del dictador, con la mala suerte de morir dos años antes, determinó que las administraciones públicas malagueñas impusieran la ley del silencio durante décadas sobre su pintor más universal.


Sólo Juan Tembory Álvarez, acompañado en su tránsito por el desierto de Baltasar Peña Hinojosa y un puñado de malagueños más, comprendió que la reinstalación del Museo de Bellas Artes de Málaga en el Palacio de los Condes de Buenavista en 1961 no podía tener un auténtico valor cultural y un discurso museológico coherente sin su clausura con una sala dedicada a Picasso. Las gestiones fueron duras, máxime si las encuadramos en la década de los cincuenta y en la escasa empatía de los poderes públicos locales con la figura del malagueño, por lo que las gestiones no pasaron de un compromiso de amistad con el mediador y secretario picassiano Jaime Sabartés (1881–1968), quien a cambio de las obras de Picasso que nunca llegaron a exhibirse en los muros donde hoy se presentan, legó su biblioteca personal. Así, en 1964 el Museo de Málaga pudo contar con un espacio picassiano en la denominada Sala Sabartés.

Sala Sabartés, Museo Provincial de Bellas Artes de Málaga, 1964.


En este periodo tecnócrata y aperturista al turismo internacional, los gestores municipales aprovecharon la celebración del IV Congreso de Cooperación Internacional celebrado en honor de Velázquez para organizar una exposición de cerámicas picassianas de los alfares de Vallauris, para cuya instalación se trasladó a Málaga como asesor Sabartés, e inauguró una placa conmemorativa de su nacimiento en la casa número 15 de la Plaza de la Merced. Tan expresiva era la prudencia en los homenajes locales al pintor, que la placa rezaba: En esta casa nació Picasso el 25 de octubre de 1881. Recuerdo del IV Congreso de Cooperación Internacional celebrado en honor de Velázquez. Febrero de 1961.

El consistorio de Pedro Luis Alonso asistió a lo que “el jabegote” calificó en las páginas de Hoja del Lunes como una nueva guerra púnica entre detractores y aduladores picassianos. Con estas polaridades electrizadas transitamos por la década de los años setenta hacia un cambio de régimen, que se agotó en un contexto internacional que superaba los telones de la guerra fría, y el advenimiento de la democracia, tras la que Málaga comienza su reconciliación con la figura de Pablo Ruiz Picasso.

El 25 de marzo de 1983 se procedió a la declaración de la Casa natal de Picasso como Bien de Interés Cultural y el municipio la adquirió para la creación de un centro picassiano. Superando las iniciales inclinaciones hacia la adopción de la fórmula Museo-casa natal, el equipo municipal encabezado por Pedro Aparicio, recientemente recordado por su triste pérdida, apostó con valentía por un Centro de Estudios picassianos en la línea que para este tipo de instituciones marcó la UNESCO en 1983, a lo que se podía acceder con cierta facilidad económica, aplicando coherencia y realismo ante un mercado del arte picassiano multimillonario.

Así, en 1988 comenzó la andadura de la Fundación Picasso – Museo Casa-natal, presidida por una íntima y entrañable relación con la familia del pintor, como atestiguan las donaciones de Marina Ruiz-Picasso, su nieta, y los diez libros ilustrados de Christine Ruiz-Picasso al año siguiente.

La dirección, encargada al pintor Eugenio Chicano, produjo brillantes frutos, ya que comprendió que la institución no podía quedarse en una foto fija sobre el artista que se mantuvo en permanente evolución e informando las corrientes artísticas de su tiempo, instituyendo desde el mes de enero de 1989 la beca Picasso para artistas plásticos. Así mismo, las periódicas celebraciones de los octubres picassianos, feliz fórmula de acercar a la población la significación internacional del maestro desde distintas propuestas adaptadas a sectores socio-económicos y educativos distintos, fueron cimentando la imagen de importante centro de estudios del pintor en el sur peninsular, donde los más importantes especialistas en su amplia obra creativa tenían por excelso privilegio ser invitados a sus actos y ciclos de conferencias. Estas actuaciones, además, fueron incrementando el fondo documental y bibliográfico de la Fundación, como la donación realizada por la profesora de la Universidad de Yale en torno al II octubre picassiano, Marilyn McCully.

© SUR, 2003.

El siglo XXI se abrió con la nueva dirección de Pedro Pizarro, quien pretendió dar un giro más museológico al proyecto y el 25 de octubre de 2002 inauguró una sala-estudio decimonónica que, en palabras del gerente, respondía a la necesidad expresada por los visitantes de saber cómo era el ambiente de época de la casa, rompiendo con el espacio museográfico aséptico y puro que hasta el momento habían ofrecido las salas de exposiciones de la Fundación.  

 En agosto de 2003 Mari Luz Reguero asumió la dirección del centro, valorando la interesante labor de su antecesor respecto a la promoción del arte contemporáneo, pero comprometiéndose en la recuperación de la esencia misma de la Fundación: buenas relaciones con la familia Ruiz-Picasso y promoción de nuevas exposiciones y eventos picassianos. A ello debemos sumar la asunción del nuevo proyecto en un difícil contexto, al desembarcar en Málaga el Museo Picasso Málaga, promoción de la Junta de Andalucía, para el que tanto Diego Maldonado, por entonces Concejal de Cultura, como su nueva directora mantuvieron en todo momento una actitud de apoyo, colaboración e interacción entre los dos espacios picassianos, aunque lamentablemente las buenas intenciones municipales no fueron entendidas por la administración autónoma.

Dos fueron los pilares fundamentales sobre los que asentar el nuevo proyecto de la Fundación Picasso: una necesaria ampliación de sus espacios, para poder aumentar las salas expositivas; y el incremento selectivo y razonable de las colecciones, en función de sensatas y estratégicas gestiones internacionales.

Tras lograr sin especiales dificultades la primera en 2005, aunque por el camino quedaran propuestas como la incorporación a la Fundación del inmueble del cine Astoria, especialmente brillante fue la segunda con la adquisición del: “Entierro del Conde de Orgaz”, con 12 aguafuertes de Picasso y prólogo de Rafael Alberti, adquirida en el año 2003 en Chicago; la colección de 223 litografías (1945-1964) de Jan Lohn el mismo año; la serie de 15 grabados (1904-1906) de la serie de “Los Saltimbanquis” en 2005; y, sobre todo, la adquisición en Ginebra del cuaderno número 7 de dibujos preparatorios para “Las Señoritas de Avignon” (junio-julio 1907) en 2006, además de algunas piezas cerámicas y ediciones ilustradas del pintor. Desde mi punto de vista, las actuaciones más brillantes con respecto a la Fundación de Francisco de la Torre y su legado histórico en relación con la figura de Pablo Ruiz Picasso en Málaga.

© Sur, 9 de junio de 2006.

Mientras, la estructura interna de la Fundación se fue afinando desde el inicial encargo recibido por Marilyn McCully para definir el centro de estudios picassiano a finales de los ochenta, y se fue formando una plantilla estable de magníficos profesionales que cimentaron, más allá de sus directores, la brillante singladura de la institución, algunos de ellos desde su creación. Entre ellos se buscó a su nuevo director, siendo la conservadora de la colección Lourdes Moreno la seleccionada para desempeñar tal cargo por el Consejo rector de la Fundación en diciembre de 2007, sobre todo avalada por sus gestiones en las adquisiciones de la colección Jan Lohn y el cahiers 7º.

Lourdes Moreno impulsó desde su dirección la normalización de la institución dentro del Sistema Andaluz de Museos que la nueva legislación autonómica en materia de museos y colecciones museográficas abría en el año de su nombramiento, así como la ampliación de la plantilla con profesionales adscritos a departamentos tan necesarios como conservación y restauración de la colección y difusión, mediante procedimientos de acceso reglados por concurso-oposición.

El resultado fue tan profesional y exitoso como cabría esperar desde la percepción de un técnico, y la Fundación acudió con sus colecciones a numerosas citas internacionales, dejando una imagen de seriedad y competencia en las labores técnicas del personal de la institución, de la que puedo dar fe por coincidencia en algunos proyectos, como correo del Museo de Málaga. Así, Lourdes Moreno situó a la Fundación a nivel internacional sobre la sólida base de proyectos directivos anteriores, como el indiscutible enriquecimiento de la colección, de la que ella fue directa artífice y partícipe.

La llegada de José María Luna a la Fundación se produjo con la salida de la anterior directora para liderar el proyecto del Museo Carmen Thyssen Málaga, encontrándose una máquina perfectamente engrasada y a pleno rendimiento, con proyectos internacionales ya cerrados y en marcha en distintas partes del hemisferio mundial. Su figura también está sólidamente avalada por sus años de dirección del Museo del Grabado Español Contemporáneo en Marbella y la granadina Fundación Rodríguez Acosta.

No obstante, no ha alcanzado a definir su perfil al frente de la Fundación, pues los proyectos de implantación de una sede del francés Centro George Pompidou y de los Museos Estatales de San Petersburgo en Málaga se han fagocitado la magnífica trayectoria de la Fundación, realidad enmascarada y minimizada por los fastos de estos castillos en el aire.

© SUR, 9 de noviembre 2007. 

La Fundación Picasso Museo-Casa Natal, una vez superado los trámites de inscripción en el Registro Andaluz de Museos que promovió Lourdes Moreno, se enfrenta a un cambio de naturaleza jurídica que creo debería comprometer su permanencia en dicho registro, ya que afecta a la definición de gestión de la institución y podría propiciar el acceso mediante un portillo no sólo al Pompidou y a los Museos estatales rusos en dicho registro, sino a cualquier otro proyecto que se incluyese bajo el amparo de dicha fórmula, con su consiguiente consideración para la administración autónoma como museo sin comprobar los mínimos estándares que la ley marca para estas instituciones.

La inicial fórmula de constitución de una “Agencia Pública” para la gestión conjunta de las tres instituciones ha sido retirada, tras los informes emitidos por el equipo económico del consistorio local, adquiriendo la fórmula de Sociedad Limitada enteramente municipal.

Hasta el momento no me consta el acuerdo del Consejo Rector que preside la Fundación para el cambio de sus estatutos en función de esa nueva naturaleza jurídica, según anotación en prensa, para permitir que su director y trabajadores continúen las negociaciones francesas y rusas en un limbo legal que no favorecerían los acuerdos adoptados por dicho órgano rector.  y consideraci distintas partes des. illo de Pompidou y Museos estatales rusos en dicho registro y consideraci distintas partes d

Publicidad Fundación Picasso, 2003.

Lo que si ha aprobado dicho Consejo Rector de la Fundación ha sido sus presupuestos para el año 2015, con un incremento desde el millón y medio largo de euros a casi diez millones. Lo más significativo es la nueva remuneración de su gerente o director, cuyo sueldo actual, según el diario Sur, es de 65.000,10 € más 1.600 € de dietas, que para el año próximo se incrementa en un 40% hasta 89.571,36 €, más un increíble incremento de 3.900 € en dietas (más del doble), lo que arroja un sueldo de 91.171,36 €, que supera a muchos presidentes autonómicos, a numerosos cargos de ministros, secretarios de estado o consejeros autonómicos.

La explicación consistorial local se me antoja peregrina, por cuando se justifica en un ahorro en nombramientos de gerencia para las dos instituciones nonatas y un justo incremento por aumento de la responsabilidad y tareas del director gerente de la institución picassiana. Como profesional de los museos se me antoja como la traslación de los “pelotazos” del ladrillo al sector público de la cultura, la educación y la sanidad, con los que tan alegre como inconscientemente juega el sector conservador de nuestro país.

Pero, ahondando aún más en la tomadura de pelo hacia un sector, el cultural, que está sangrando hacia la agonía por la aplicación de un Impuesto sobre el Valor Añadido que anula el escaso consumo cultural que la población española podría disfrutar y nos hace perder competitividad en proyectos nacionales e internacionales, el consistorio malagueño aduce motivos de ahorro en la nueva definición de la naturaleza jurídica de la Fundación. Este ahorro se sustenta, según declaraciones en prensa, en que la fórmula de Sociedad Limitada Municipal disminuye los gastos ocasionados por la aplicación del 21% de IVA cultural a los nuevos museos, tanto para su puesta en marcha como para su futura gestión. 

La administración que impone impuestos directos muy poco sensibles con las empresas e industrias culturales, reclama un ahorro en el pago de impuestos que son la base de financiación de estas mismas administraciones, cargándose de plano la labor ejemplar y la transparente gestión de la administración pública. La hipocresía de nuestros gestores políticos alcanza en este punto niveles de tal corrupción moral e indecencia ética que me impide continuar con el relato sin la provocación del vómito intelectual.

Bibliografía:
CABEZAS, Juan Antonio, “En Málaga con la infancia de Pablo Picasso”, ABC, Madrid, Prensa Española, miércoles 14 de junio de 1967.
Jabegote, “Las guerras púnicas. La Costa, fin de semana”, Hoja del Lunes, lunes 17 de febrero de 1967.
LÓPEZ, A.J., “La oposición critica el aumento salarial del 40% del director de la Fundación Picasso”, Diario SUR, Málaga, miércoles 26 de noviembre de 2014, p. 45.
MONTILLA, Ricardo G., “La Fundación Picasso gestionará como sociedad limitada los nuevos museos”, El Mundo, edición digital http://www.elmundo.es/andalucia/2014/07/03 (consultado el 26 de noviembre de 2014). 

lunes, 10 de noviembre de 2014

Una historia interminable, hasta bien no se inaugure el Museo de Málaga.


Hoy nos hemos desayunado con la noticia de que el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (desde ahora MNCARS) se instalará próximamente en Santander, gracias al legado del industrial José María Lafuente, quien ultima el depósito de sus colecciones en la institución madrileña por un período de diez años, transcurridos los cuales el Estado tendrá la opción de su adquisición. El Archivo Lafuente se compone de más de ciento veinte mil documentos y una colección de unas tres mil piezas entre pintura, escultura y obra gráfica. La ubicación no es baladí, pues el propietario de la colección ha manifestado su deseo de que el conjunto se mantenga reunido en una institución pública santanderina. Por ello, podemos considerar como parte de las cláusulas de depósito la instalación en Santander de dichos fondos artísticos y documentales, a lo que el también santanderino Secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, ha sido proclive en su participación en las negociaciones entre el Museo Nacional, el Gobierno de Cantabria, Ayuntamiento y depositante.

Con ello no queremos establecer ninguna sombra de duda sobre dichas gestiones, y menos desde el Museo de Málaga, que en los años de la II República Española disfrutó de una situación proclive al depósito de numerosas obras de los Museos Nacional del Prado y de Arte Moderno por el malagueño Ricardo de Orueta y Duarte, entonces Director General de Bellas Artes y Archivos. Gracias a su intermediación se depositaron en el Museo de Málaga obras de: Moreno Carbonero, Simonet Lombardo, Gartner de la Peña, Sala Francés, Viniegra y Lasso de la Vega; además de importantes obras antiguas de Correa de Vivar, Morales, Murillo, Castillo Saavedra, Giordano, Carducho, etc.

La operación cuenta además con un edificio, que la comunidad cántabra anunció como sede del Museo de Prehistoria y Arqueología (MUPAC), el antiguo Banco de España en Santander cuya instalación y mantenimiento corren a cuenta del gobierno autonómico, mientras que la dirección técnica y su personal estarán a cargo del MNCARS. En este caso, fue el museo quien se interesó por el Archivo del editor, coleccionista e industrial Sr. Lafuente, sobre todo por sus cientos de documentos sobre arte contemporáneo de difícil reunión ex nihilo, cuya obtención pasa por atender las expectativas del titular de la colección sobre la instalación en su ciudad. No en vano, la obtención del archivo sitúa al MNCARS como centro de referencia en documentación varia en torno al arte de la vanguardia histórica y de la producción artística española y latinoamericana de los años sesenta, los dos núcleos en los que se articula el archivo reunido por Lafuente desde el año 2002.

El 21 de octubre de 2014, el Patronato del MNCARS dio luz verde a su director para entablar negociaciones por el depósito del Archivo Lafuente, con la condición de que se estableciese un acuerdo con la comunidad cántabra para la cesión del edificio y recursos suficientes para su instalación. No obstante, ¿se trata de una sucursal o subsede del MNCARS?, por declaraciones del museo no se trataría de una sucursal stricto senso ya que se trata de un depósito en una infraestructura de titularidad autonómica con la que el MNCARS trabajará en red, garantizando la adecuada investigación y difusión del Archivo Lafuente con su dirección técnica y su personal, y liderando exposiciones temporales que contextualicen adecuadamente los fondos permanentes de la nueva infraestructura cultural o sean producción de la pinacoteca madrileña. El término sucursal, subsede o franquicia es cuño de los responsables políticos y medios de comunicación social, cuyo principal interés parece centrarse en el rótulo que presida su fachada con la leyenda Reina Sofía. Para los museólogos no puede ser más que una etiqueta de falsa entidad, pues cada museo es una realidad individual, única y escasamente extrapolable a otras realidades culturales, geográficas o sociales; mientras que para los juristas es un complicado contrato administrativo que suele imponer condiciones draconianas a los lugares donde se instalan, pues no suelen responder a proyectos culturales sólidos —que ya desarrollan en sus sedes—, sino a ampliación de mercados y obtención de nuevas fuentes de financiación. A esta personal afirmación tan sólo podría oponer la honrosa excepción del Museo Guggenheim de Bilbao, que ha minimizado en el ideario colectivo nacional a su original neoyorquino.

En sentido museológico, no es el centro santanderino una sucursal del MNCARS sino el medio más útil y eficaz de poner en valor un archivo privado bajo la supervisión museológica y técnica de una institución que vela por la tutela, conservación, investigación y difusión de un legado de frágil pervivencia.

No obstante, la noticia nacional, sin base alguna en mi modesta opinión, vuelve a sacar a la palestra la hipotética definición del Museo de Málaga en su apertura en la Aduana de Málaga como subsede del Museo Nacional del Prado (desde ahora MNP). Quizá lo deseable en la aplicación de la fórmula santanderina sea que la dirección técnica y el personal procedan del MNP, lo que demuestra el desconocimiento y menosprecio del trabajo de la dirección, cuerpo técnico facultativo y personal del Museo de Málaga durante tantos años.



Por otra parte, qué importante prócer malagueño posee una colección tan apreciable para el MNP como para inducir a su Patronato a aceptar un depósito o donación que incluya como cláusula la apertura de una sede en Málaga para su tutela, investigación y difusión. En cualquier caso, quizá corresponda al activo gobierno municipal ofrecerle otro espacio en tabacalera y los fondos para su instalación y mantenimiento, según la fórmula santanderina. No mencionamos deliberadamente que incluya la posibilidad de formar parte del circuito de exposiciones temporales del MNP, pues difícilmente podría contar: con la capacidad y equipamiento de las salas de exposiciones temporales del nuevo Museo de Málaga en el Palacio de la Aduana; una mejor relación técnica con la pinacoteca nacional; y mayor profesionalidad en conservación preventiva, gestión de préstamos y formación museográfica que los profesionales que hasta el momento venimos sirviendo, desde el Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos, a la institución decana de Málaga.

¿Falta de colecciones? Este tema creo contestado en los numerosos post de este blog, así como de las exposiciones temporales que se han venido exhibiendo en la capital, al menos desde el cierre de las sedes de la Alcazaba y Palacio de los Condes de Buenavista, cuya numeración sería demasiado prolija. Algunas obras puntuales del MNP podrían verse en Málaga, pero ese puñado de piezas no constituyen una subsede, sino la relación normalizada entre iguales de dos instituciones de primera línea.




No entraremos en el estéril enredo de las “marcas”, ya que no compete a los técnicos en museología y museografía de una institución con tan dilatada trayectoria como el Museo de Málaga, que transitó desde la monarquía de Alfonso XIII, al advenimiento de la II República, el estallido a sus puertas de la Guerra Civil española, el nuevo régimen del General Franco, la monarquía constitucional y el estado de las autonomías, con la transferencia de su gestión desde 1984. Dejemos el debate a los políticos y a los medios de comunicación.

Bibliografía:
BALBOA, Guillermo, “El Reina Sofía desembarca en Santander con el Archivo Lafuente como fondo permanente”, El Diario montañés, 21 de octubre de 2014.
LÓPEZ, Antonio Javier, “Cultura y Sociedad. La llegada del Reina Sofía a Santander reabre la puerta a la subsede del Prado en la Aduana”, Diario Sur, Málaga, lunes 1 de noviembre de 2014, p. 34.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Miguel Such Martín: 125 años de Arqueología. Universidad de Málaga


© José Ángel Palomares Samper (JAPS), 2014


La Universidad de Málaga, a través del Vicerrectorado de Cultura y Relaciones Institucionales, ha dedicado una exhibición temporal a la memoria de Miguel Such Martín [Málaga (España), 1889 – Bucaramanga (Colombia), 1945], considerado pionero en los estudios arqueológicos sobre prehistoria malagueña, gracias al empleo de una sistemática metodología en la toma de registros durante las exhumaciones de materiales y su análisis mediante su estudio en relación con las publicaciones científicas europeas de su tiempo.

La exposición ha sido coordinada bajo guión científico de José Ferrer Palma, profesor de la Universidad de Málaga, y el personal de su Vicerrectorado de Cultura y Relaciones Institucionales y por el del Museo de Málaga, donde se tutela la colección formada por Miguel Such Martín de sus primeras excavaciones en Hoyo de la Mina (Málaga) entre los años 1917 y 1918, gracias al permiso concedido por la Sociedad Financiera y Minera —propietaria de los terrenos—, y el material de las excavaciones enfrentadas por la Universidad de Málaga entre los años 1996 y 2000, hoy Colección Junta de Andalucía.

La muestra se estructura a partir de tres elementos que en sintonía presenten la biografía del protagonista de la muestra, sus investigaciones científicas y los bienes culturales sobre las que se cimentan: los expositores con documentos originales y objetos arqueológicos, un amplio panel ilustrado donde poder leer su biografía y un audiovisual, al final de la sala, que rinde homenaje a la memoria de Miguel Such. Para ello ha sido imprescindible el aporte documental y gráfico que la familia Such conserva en sus archivos personales, participando activamente en la organización de la muestra temporal que rinde homenaje a su memoria.

Sala de La Muralla, vitrina tótem  © JAPS, 2014


Sala de La Muralla, vitrina-mesa con material arqueológico Museo de Málaga © JAPS, 2014


Espacio audiovisual © JAPS, 2014 

El resultado merece dedicar una breve reflexión sobre la especificidad de su montaje y el producto expositivo final. Partimos de la existencia de una colección de cientos de fragmentos y materiales arqueológicos en el Museo de Málaga con escasos bienes destacados, desde un punto de vista estético y museográfico, exceptuando el collar de piedra caliza “Such”, una de las piezas más conocidas de la sección arqueológica del Museo de Málaga. A ella se podían añadir unas pocas piezas cerámicas íntegras y algunos utensilios líticos, mientras el resto de material es muy fragmentario e interesante sólo para la investigación arqueológica.

La muestra se estructura en varias unidades expositivas, relacionadas con los contenedores museográficos que se han empleado: las piezas procedentes del descubrimiento y excavación de Hoyo de la Mina (Málaga) en torno a los años 1917 y 1918; la publicación de los resultados obtenidos y la fortuna de dicha edición entre la comunidad científica nacional e internacional; y la gran puesta de largo de la colección con su participación en la Exposición Internacional de Barcelona del año 1929, con la documentación relacionada con esta y la posterior salida de España de Miguel Such rumbo a su exilio colombiano desde Francia. Para ello se seleccionaron de entre las vitrinas, de las que ya posee un fondo la Universidad de Málaga, tres modelos amplios de mesa —especial para la exhibición documental— y otras tres vitrinas tótem con altas campanas de cristal —dos similares de mayores dimensiones y una menor—, estas últimas para material arqueológico de mayores dimensiones y visión óptima frontal.   

Sala de La Muralla, vitrina-mesa © JAPS, 2014

Sala de La Muralla, vitrina-tótem pequeña© JAPS, 2014

 Así, el conjunto se estructura en tres unidades espaciales conectadas: en la amplia pared lateral izquierda de la sala, si la observamos desde su entrada, se ubica el extenso panel donde se exhibe de forma ilustrada la biografía de Miguel Such, con guión de José Ferrer y maquetación y diseño del equipo técnico de la Universidad de Málaga; el espacio central se reserva para las tres vitrinas tótem de circulación perimetral, con una iluminación externa puntual desde los dos carriles de iluminación laterales; y las tres vitrinas de mesa en el lateral derecho, próximo a la visión de los restos históricos de la muralla, de la que no puede bloquearse su visita pública durante estas muestras temporales.

Los distintos elementos muebles de la exhibición articulan una secuenciada visión de las piezas sin jerarquía de lectura, ya que su distribución persigue la iluminación más óptima de las vitrinas en sala y amplios espacios de circulación pública, quedando a opción del visitante el inicio desde la lectura del panel, las vitrinas y el audiovisual, o la realización de otros itinerarios de aprehensión de los contenidos expositivos.

Vitrina-mesa, publicación 1919
 © JAPS, 2014

Las vitrinas de mesa presentan una secuencia menos lógica, buscando la presentación simétrica de los materiales, mediante dos vitrinas documentales en sus extremos y una central con material arqueológico. La primera prioriza la publicación realizada por Miguel Such en 1919 sobre sus excavaciones en Hoyo de la Mina, con planos de planta y alzado del yacimiento, acompañada de una caja metálica de membrillo reutilizada por el investigador para guardar materiales óseos y pétreos, así como distintas misivas enviadas y recibidas sobre dicha edición. La última reúne el reglamento y los títulos de participación en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, así como correo familiar remitido desde Francia al inicio de sus años de exilio, centrada la exhibición documental por la pieza estrella de la exposición: el collar “Such”. Se ha optado por la fórmula de reunir elementos documentales con una pieza de alto contenido museográfico —la primera de carácter más anecdótico y la segunda de carácter más singular— con la intención de dotar a la presentación de una adecuada contextualización de los documentos, mediante su confrontación con objetos concernidos por aquéllos, y aportar mayor textura expositiva a las vitrinas documentales.


Vitrina-mesa, Exposición Internacional de Barcelona de 1929
 © JAPS, 2014
Desde el punto de vista de la conservación preventiva de las piezas, la sala posee una difícil regulación higrotérmica y de pureza ambiental, al estar abierta a los restos conservados de muralla histórica, que ocupan los bajos del amplio zaguán de entrada al edificio del rectorado. No se ha dispuesto de elementos de control mediante sales higroscópicas en los interiores de las vitrinas, resultado de la combinación de la ausencia de mediciones previas de los niveles interiores de las vitrinas e imposibilidad de inducir un régimen higrotérmico óptimo de partida. Esta ausencia minimiza su impacto por el corto período de exposición de las piezas y la esencia material estable de muchas de sus piezas (materiales líticos fundamentalmente).

Materiales Universidad de Málaga, vitrina tótem grande © JAPS, 2014  

Vitrina tótem pequeña, materiales arqueológicos Universidad de Málaga © JAPS, 2014

Se han adoptado las adecuadas medidas de manipulación, embalaje y transporte de los fondos en préstamo por el Museo de Málaga, adoptadas conjuntamente por los técnicos de la institución y la empresa Japón Montajes de Arte, s.l.

Vitrina-mesa, fondos de la colección Such depositada en el Museo de Málaga © JAPS, 2014 

Esperamos que el resultado haya sido positivamente valorado por el público asistente y, desde un punto de vista expositivo, nuestro esfuerzo en la producción de la muestra en un tiempo récord y con recursos limitados esté a la altura del merecido homenaje a la figura de Miguel Such Martín y su generoso depósito de tan singular colección en el Museo de Málaga.

Banderola o repostero exterior © JAPS, 2014

Créditos de la exposición temporal © JAPS, 2014

Bibliografía:

SUCH, Miguel, Avance al estudio de la caverna [Hoyo de la Mina] en Málaga, Málaga, Sociedad Malagueña de Ciencias, septiembre de 1919.
SUCH, Miguel, Avance al estudio de la caverna [Hoyo de la Mina] en Málaga, Málaga, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Málaga, 1996.