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sábado, 11 de octubre de 2014

Fondos textiles del Museo de Málaga I


 

Espaldar de sillón frailero, Museo de Málaga. 

Museos de tan dilatada trayectoria como el Museo de Málaga ofrecen interesantes historias en torno a sus colecciones, de las que en algunos casos estas instituciones han perdido una parte de su memoria. Los fondos museísticos guardan una estrecha vinculación con los museos que los tutelan, ya que forman parte sustancial de su esencia, desde los más conocidos que llegan a constituir su imagen pública hasta aquellos que nunca han salido ni saldrán de sus almacenes. Todos reciben un mismo trato en los cuidados conservativos de su materialidad, en el control sobre su tutela y en la disponibilidad para especialistas e investigadores, no obstante algunos ofrecen interesantes interrogantes sobre su oscura llegada al museo y su obstinada presencia entre sus colecciones.

El Museo de Málaga custodia entre sus fondos algunas de estas piezas, máxime si tenemos en cuenta su compleja biografía desde 1913 a nuestros días. El Museo Provincial de Bellas Artes de Málaga fue creado en la década de los años diez del pasado siglo como una institución destinada a la tutela, investigación, conservación y difusión de objetos procedentes de las Bellas Artes, a los que se sumaron bienes culturales arqueológicos y etnológicos, hasta que los primeros tuvieron su propio destino en el Museo Arqueológico Provincial de Málaga desde 1947. En 1969 se redefine el primero en Museo de Bellas Artes de Málaga con sección etnológica, caso distinto para otros modelos muselógicos nacionales donde estas secciones se adscribieron a museos arqueológicos. Por su parte, el modelo de museo mixto se alcanzó con la reunión de ambos en 1973 como una nueva unidad administrativa, bajo la denominación de Museo de Málaga.

Así, las colecciones no son sólo heterogéneas por su procedencia y vinculación a distintas categorías científicas de estudio, sino por su misma valoración cultural y su compleja materialidad. Uno de esos conjuntos lo forma los fondos textiles del Museo de Málaga, aún más heterogéneos en procedencia, cronología y valor patrimonial que el resto de bienes conservados. Además, de alguno de ellos no se tiene memoria documental en la institución. Ese es el caso de dos piezas de terciopelo carmesí labrados en hilo de oro con diseño barroco.

Cubre-galería en terciopelo carmesí y labrado en hilo de oro, Museo de Málaga. 


Su procedencia la encontramos en una vieja fotografía de Juan Temboury Álvarez, quien a finales de la Guerra Civil española inauguró en la recuperada Alcazaba malagueña un museo integrado por los fondos arqueológicos descubiertos durante la rehabilitación del monumento y algunos de los bienes patrimoniales que fueron depositados en sus locales por la Junta del Tesoro Artístico Nacional de Málaga, Servicio de Vanguardia. Para la formación de este museo, antecedente del Museo Arqueológico Provincial que desde 1947 lo reemplazó, el mismo Temboury como Delegado Provincial de Bellas Artes interesó a la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo y al Museo Provincial de Bellas Artes para depositar un conjunto de obras pictóricas que no se exhibían en los locales del museo por falta de espacio, mediante acta de 30 de mayo de 1938. La Sala de Arte se mantuvo hasta su reinstalación con material arqueológico en 1959, cuando se procede a la devolución de los depósitos al Museo Provincial de Bellas Artes y el ingreso de algunas de sus colecciones incautadas durante la contienda nacional.

Sala de Arte del Museo de la Alcazaba, primera instalación.

La sala estuvo ambientada mediante la presentación conjunta de pintura y escultura con mobiliario, objetos cerámicos y una completa colección de armas antiguas sobre el ancho ático que coronaba sus paredes. Si realizamos una minuciosa lectura de la imagen descubrimos dos piezas que se conservan descontextualizadas entre los fondos del museo malagueño: una larga cubre-galería (028,50 x 236,00 cm) y una pieza cuadrangular en el respaldo del sillón frailero, ambas con el mismo terciopelo rojizo de base sobre el que se ha labrado en hilo de oro un complejo diseño barroco.
















Sala de Arte en la década de los cuarenta.

Así, hoy podemos deducir que ambas piezas presentes en la colección de la sección de Bellas Artes del Museo de Málaga deben proceder de los fondos que reunió para su Sala de Arte del Museo de la Alcazaba Juan Temboury Álvarez a finales de la década de los años treinta, que estuvieron expuestas hasta su desmonte a finales de los años cincuenta. La primera quedó olvidada entre los fondos de la sección de arqueología, mientras que la segunda debió de pasar con el sillón frailero que decoraba a los fondos de la sección de Bellas Artes, donde se desmontó y conservó en una carpeta debidamente desacidificada con otros bienes textiles custodiados por el museo para su mejor conservación.  santes interrogantes sobre su oslgunas de estas piezas, mcolecciones.


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Así, se recupera la memoria de dos piezas textiles de los fondos del Museo de Málaga de entre las que mantienen una más oscura filiación con la institución. 

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