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sábado, 28 de octubre de 2017

José González de la Peña (1887-1961) y una enigmática lactancia en el Museo de Málaga.


 

Retrato de Jean-Pierre Colliard [1940]. Óleo sobre cartón, 65,00 x 44,00 cm. Museo de Málaga.
 

El Museo de Málaga tutela una serie de obras que no responden a otra razón más que al deseo de los pintores por formar parte del elenco de artistas presentes en sus colecciones, como el caso que nos ofrece José González de la Peña, barón de Forná. Tras el fallecimiento del pintor en el año 1961, su viuda donó a la madrileña Real Academia de Bellas Artes de San Fernando un nutrido conjunto de pinturas, acuarelas y dibujos. La baronesa, en cumplimiento de la voluntad filantrópica de su esposo, instó a la corporación a que distribuyese mediante depósitos algunas de estas piezas por distintos museos españoles, entre los que se incluyó el entonces Museo Provincial de Bellas Artes de Málaga, según carta recibida en la institución el 18 de diciembre del año 1964. Con la valoración favorable de su dirección terminó su tramitación e ingresaron dos obras del pintor, recibidas en Málaga el día 2 de noviembre de 1965. Los óleos depositados están íntimamente vinculados con la vida de los barones en la localidad francesa de Anglét, población situada entre Bayona y Biarritz. La primera es una visión de interior de su residencia “Villa Fortuna”, un amplio salón abierto al frescor del jardín donde plácidamente lee la baronesa sobre un mullido sillón orejero; mientras que la segunda, la que aquí nos interesa, presenta un bebé en tradicional composición de lactancia.  


L’Atelier. Óleo sobre tabla, 49,50 x 60,00 cm. Museo de Málaga.

José González de la Peña nació en Madrid en el año 1887, en el seno de una familia perteneciente a la nobleza valenciana con residencia estable en la capital española. A pesar de que sus padres desearon que cursara alguna carrera universitaria o formación técnica superior, González de la Peña se decantó por el ejercicio de la pintura que inició con una breve asistencia al estudio del pintor Alejandro Ferrant y Fischermans. Animado por estos primeros tanteos plásticos, en torno a sus veinte años exhibió un conjunto de caricaturas en la madrileña Sala Iturrioz, a la que siguieron algunas otras exposiciones en la capital y en la ciudad de Granada, antes de decidir trasladarse a continuar su formación artística y a probar fortuna en París. Instalado en la capital francesa, el joven pintor se dejó seducir por los ambientes bohemios, donde pudo tratar a Utrillo, Picasso o Juan Gris y recibió el apoyo de algunos pintores ya consagrados, como Anglada Camarasa e Ignacio de Zuloaga, que le animaron a persistir en el difícil y competitivo ejercicio de la pintura profesional. En 1915 se organizó una exposición homenaje al pintor Darío de Regoyos en la capital francesa, bajo la denominación de La Libre Esthéthique, a la que González de la Peña presentó su obra “Novios gitanos” que recibió una crítica muy favorable de José Francés. A pesar de su formación autodidacta, el barón de Forná demostró una gran admiración por los maestros antiguos a los que estudió con asiduidad y aplicación primero en el Museo del Prado, y más tarde en el Louvre y algunos otros museos italianos, buscando en el continuo estudio de sus modelos: mejorar su técnica y definir su personal estilo. 

Castillo de Forná en Alicante (España). .© facilitada por Jean-Pierre Colliard.


 José González de la Peña, barón de Forná (1887-1961).© Jean-Pierre Colliard.
Durante los años de la Primera Guerra Mundial, decidió trasladarse a Cuba, para más tarde viajar por México y otras repúblicas latinoamericanas, donde el pintor contrajo matrimonio con Dolores Elizondo. En el año 1923, el matrimonio decidió regresar a Europa, comenzando un amplio viaje por varias capitales europeas hasta decidir establecer su residencia en la localidad francesa de Anglét. En “Villa Fortuna” los barones establecieron una suerte de residencia familiar, taller del artista y museo que fue definido por Modesto López Otero, director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, como la: Reunión en su taller de una espléndida colección de cuadros, de grabados, de objetos artísticos y curiosidades, así como una selecta biblioteca de arte, que expresaban su buen gusto y su preocupación por todo asunto de valor estético. De su esmerado y ávido gusto como coleccionista de maestros antiguos y de su compulsa lectura de tratados y estudios histórico-artísticos resultó una intensa labor como conferenciante y como escritor sobre distintas materias artísticas. 

De su producción pictórica destacó especialmente el género del retrato, elogiado por su amigo el crítico de arte Camille Manclair, quien destacó su capacidad de captar a sus modelos a través de obras en pequeño formato y técnica abocetada. También practicó con éxito la pintura de paisaje y aquella dedicada a representar escenas taurinas, lo que definió como sus “torerías”, muy demandadas en la capital francesa. Dentro de este género obtuvo un gran éxito con la inclusión de veinte heliocromías en la publicación El torero hoy, editada en 1928. Camille Manclair la definió como una suerte de nueva tauromaquia goyesca, mientras que para el literato y crítico de arte Pierre Espiel alcanzaba encumbrarlo como embajador en Francia de la mejor escuela española de pintura. Estos éxitos de crítica y público le llevaron en su país de acogida a la concesión del nombramiento de Caballero de la Legión de Honor francesa, mientras que en España fue recibido como académico correspondiente en Francia de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Su alta sensibilidad artística se combinó con una visión filantrópica de sus colecciones de maestros antiguos, cuyo mejor destino fue su donación al Museo del Prado en un gesto de repatriación del patrimonio histórico-artístico español a sus legítimos titulares, por cuyo gesto el Patronato del museo nacional solicitó para el pintor la concesión de la medalla de Alfonso X el Sabio. En “Villa Fortuna”, con gran aprecio entre sus vecinos, falleció el 25 de junio de 1961 el barón de Forná, que quiso recibir sepultura en el hermoso jardín-cementerio de la localidad pirenaica de Arcangues

Retrato de Jean-Pierre Colliard [1940]. Trasera con escudo heráldico de la Casa Forná adherido.

La pieza que nos interesa es un boceto al óleo sobre cartón del niño Jean-Pierre Colliard, según se desprende de la lectura de la trasera de la obra que no está firmada. Aquí, junto a las medidas de 65,00 x 48,00 cm del conjunto inscritas en el reverso de su marco, se lee en tinta negra el número ‘MA 433’ -registro en el Museo de Málaga-, mientras que en tinta y grafito negros presenta la leyenda: ‘Nº 1088_ / 12-P / Jean Pierre Colliard / de 4 meses / marzo 1940’. En la trasera se encuentra adherido sello en tinta azul con escudo heráldico y leyenda acolada: ‘Casa del Excmo Señor / Barón de Forná’. Por las inscripciones presentadas se deduce la identidad del niño representado, Jean-Pierre Coillard a los pocos meses de vida, y la fecha de ejecución en 1940. La composición la centra, en formato apaisado, la figura íntegra del niño que eleva la mirada hacia el rostro de la mujer que lo sostiene, de la que sólo percibimos la mano izquierda que lo acuna recostado y la derecha que sostiene el pezón, objeto de la lactancia. La paleta se reduce a tonalidades rosáceas para las carnaciones y amplia gama de azules para el vestido vaporoso que sirve de fondo al niño, lo que dulcifica la escena junto a ese aspecto abocetado que tanto había admirado Camille Manclair en los retratos de González de la Peña, a través de la combinación de largas pinceladas con ligeros y rápidos toques de pincel. Llama poderosamente la atención el distinto tratamiento del bebé Jean-Pierre, mejor definido en los contornos de dibujo y las concretas manchas de color, frente a la indefinición casi como un ligero boceto de la figura femenina, desenfocada intencionadamente en el amplio espacio del lateral superior izquierdo de la obra, concentrando toda nuestra atención sobre el modelo infantil. 

Retrato de Jean-Pierre Colliard [1940]. Museo de Málaga. 

El sentido nos lo ha ofrecido recientemente un familiar del joven Jean-Pierre Colliard, que no sólo nos ha alumbrado sobre el carácter de boceto preparatorio de otra composición final de la pieza, sino que nos ha facilitado imágenes de la colección de obras de “Villa Fortuna”, donde existieron otras composiciones en conexión con ésta. José González de la Peña desarrolló una intensa labor como muralista, ejecutando algunas interesantes composiciones para la Salle de Sorcieres del Museo Vasco de Bayona, para el claustro del convento capuchino de la misma ciudad, en la que orquestó una gran composición con San Francisco, santos y bienaventurados franciscanos, así como otra decoración religiosa para la iglesia de la villa de Arcangues, en cuyo cementerio está sepultado, y para otros edificios religiosos y civiles.


L’Été [1941].  Salle des Mariages.
Ayuntamiento de Anglét (Francia). © Jean-Pierre Colliard..
En el año 1941, José González de la Peña realizó un amplio fresco para la Salle des Mariages del Ayuntamiento de Anglét con composiciones alegóricas sobre las cuatro estaciones, para cuyos personajes empleó como modelo a numerosos vecinos de la localidad francesa. El panel dedicado a “L’Été” presenta una escena campesina, en cuyo primer plano una mujer alimenta a su hijo en el momento que acerca el almuerzo a su marido, quien tras una frágil empalizada los observa arrobado, mientras que en último término descansan los bueyes uncidos al arado, en la diaria tarea estival de la labra. La obra tuvo como modelos a la esposa del pintor, Dolores Elizondo, quien sostiene en sus brazos al niño Jean-Pierre Colliard, mientras que Edouard Barrere, vecino de Anglét,  los observa desde un segundo término de la obra. La composición malagueña sería por tanto uno de los primeros bocetos que el barón de Forná venía realizando para enfrentar las composiciones de la casa consistorial de la localidad francesa, junto a algunos otros bocetos previos a la obra definitiva de 1941. Al menos conocemos otro boceto de formato vertical, donde se estudia la pose de Edouard Barrere en relación al joven Jean-Pierre Colliard, con la casi desaparición de la figura femenina, tan sólo presente en la necesaria mano que sostiene acunado al niño. 


Retrato de Edouard Barrere y Jean-Pierre Coillard en Anglét (Francia). © Jean-Pierre Colliard.


Agradecemos toda la información que hemos podido reunir en torno a la producción de esta composición del Museo de Málaga a M. et Mme Jean-Pierre Colliard, quienes han demostrado enorme aprecio sobre la figura de José González de la Peña, amigo personal durante muchos años de esta familia francesa, y el enorme interés por el cuadro del casi recién nacido Jean-Pierre Colliard en nuestro museo, modelo para una composición que garantizó su práctica inmortalidad en los pinceles del barón de Forná y en la filantrópica visión que el matrimonio tuvo de su colección.

Bibliografía:
AINAUD DE LASARTE, Joan, 121 artistas catalanes de 1937. Obras incautadas a la Generalitat de Cataluña [cat. exp., Salas del Palacio de Exposiciones y Congresos, 1980], Madrid, Patronato Nacional de Museos, 1980, p. 58.
LÓPEZ OTERO, Modesto, “El pintor José González de la Peña (1887-1961)”, Separata ACADEMIA, del Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en segundo semestre de 1961, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1961.
VV.AA., José C. de la Peña, su vida y sus obras, Caracas (Venezuela), Talleres de la Empresa El Cojo, [s.a., 1962]. 

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