Moreno Carbonero, José (Málaga, 1858 - Madrid,1942)
Liberación de los cautivos de Málaga por los Reyes Católicos [1930]
Museo de Málaga
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Actualmente, La
liberación de los cautivos de Málaga es valorada como una de las obras
históricas de Moreno Carbonero de dudosa calidad, quizá fruto de su avanzada
edad cuando la ejecutó, aunque no tenemos ninguna duda que realizó el máximo
esfuerzo por componer una complicada escena presidida por los soberanos y los
cientos de famélicos cristianos que salieron del corral de los cautivos de la
medina musulmana el 18 de agosto de 1487.
Tal fue el
interés arqueológico mostrado por Moreno Carbonero, que para la composición de
la escena se inspiró en el relato del viajero alemán Jerónimo Münzer: Viaje
por España y Portugal, realizado entre los años 1494 y 1495.
Jerónimo Münzer
narró el acontecimiento, sucedido unos pocos años antes de su visita, como: Conquistada
Málaga por el rey, se le presentaron setecientos cincuenta y dos cristianos
cautivos, tan extenuados por el hambre, que el rey les reconfortó con caldo de
gallina y otros alimentos. Se hallaba entre ellos cierto alemán de Zurcí [sic],
Enrique Murer, que padeció durísima esclavitud durante cuatro años. Apareció
también entre los otros cautivos un anciano de luengas barbas, que afirmó
llevar cautivo cuarenta y ocho años. Al cual dijo la reina: ¿Qué hubieras
pensado si al primer año de tu cautiverio se te hubiera dicho: todavía no ha
nacido tu redentor? A lo cual respondió acongojado: Me hubiera muerto de
pena. Al salir los cautivos con una pequeña cruz de madera, gritaban a
grandes voces: Llegaste, ¡Oh, Redentor del mundo!, que nos has liberado de
las tinieblas del infierno. Se postraron en tierra el rey y la reina,
diciendo entre abundantes lágrimas: ¡Oh, cruz, salve, esperanza única! ¡No
a nosotros, sino a tu nombre se dé gloria! ¡Oh, cuánta tristeza mezclada con
júbilo! (MÜNZER, Jerónimo, 1991: p.149)
Siguiendo el
esquema de Francisco Pradilla (1848-1921) para la Rendición de Granada,
la composición sitúa a los cautivos separados de los Reyes y su séquito por el
carril terrero que conduce a la Puerta de Granada de la ciudad, que se abre
para dejar salir a los cautivos del caserío musulmán. Los cautivos se agolpan,
ya que deberíamos contar hasta 752, en el ángulo derecho de la composición,
mientras que en el contrario se encuentran de rodillas los Reyes Católicos bajo
palio, junto a los infantes y a Dª Beatriz Galindo, que sostiene en su regazo
un perrito. La escena la centra un grupo de cautivos, algunos que salen
famélicos y cargando con sus cadenas por el lateral izquierdo, mientras que
cuatro se postran en el suelo en señal de gratitud y en el centro queda el
anciano de luengas barbas, descrito por Münzer, que dialoga con los reyes
narrando sus cuarenta y ocho años de cautiverio. Por su parte, aparecen las
rudimentarias cruces de madera, una en manos del cautivo postrado más cercano
al espectador en el centro de la composición y otra enarbolada por los cautivos
que aún siguen saliendo de la ciudad por la gran puerta musulmana, que será la
que posiblemente hará postrarse a los soberanos y exclamar: ¡Oh, cruz,
salve, esperanza única! ¡No a nosotros, sino a tu nombre se dé gloria!
El verismo lo
logra, como en el caso de Pradilla, situando la escena a las afueras de la
ciudad, en el arrabal de la Fontanilla, lo que le permite mostrar como fondo las
murallas medievales, presididas por la gran Puerta de Granada, y el abigarrado
caserío interior que se adivina. La entonación brillante y viva del color es
adecuada al mes estival en el que se desarrolla la escena, aunque como apunta
Mª Concepción Barrios Escalante, los Reyes Católicos van demasiado vestidos
para la temporada.
Muros de la Alcazaba. Museo de Málaga.
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Moreno Carbonero
ya había enfrentado composiciones menores respecto de la Alcazaba malacitana,
como apreciamos en un pequeño lienzo de los muros de la fortaleza islámica del
Museo de Málaga, aunque tanto en composición como en ambientación de la escena
debemos tener también presentes modelos de su propia colección y extraídos de los
cuadernos de apuntes que conservaba de sus viajes por España durante muchos
años.
La fundación de Buenos Aires (1924). Excmo Ayuntamiento de Málaga.
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Quizás el
precedente más directo sea la “La fundación de Buenos Aires”, obra de 1910
encargada al pintor por municipio bonaerense para conmemorar el Centenario
de la Independencia de la República Argentina. Una vez terminado y entregado,
Moreno Carbonero solicitó su devolución no satisfecho de la verosimilitud
histórica de la que creyó que adolecía la obra, dedicando un año a indagar documentos
en bibliotecas y archivos, y realizar copias de tejidos y armaduras antiguas,
rebuscando todo dato necesario a la correcta ambientación de los colonizadores
españoles y la apariencia de los indios guaraníes que poblaban las costas
americanas. Moreno Carbonero regaló una copia de la obra bonaerense al
Ayuntamiento de Málaga en 1924, por lo que en la concepción de la conquista
malagueña debieron estar presentes las investigaciones personales sobre los
acontecimientos históricos que había enfrentado en esta década. De hecho, uno
de los hallazgos más felices de la fundación de Buenos Aires por Juan de Garay
fue la presencia del amplio estandarte real en intenso rojo carmesí, que porta
en su mano don Pedro de Quirós como el más antiguo regidor de los presentes,
mientras a su lado el padre Rivadeneyra sostiene una cruz procesional de
elevado mástil. Moreno Carbonero centra la escena de la presente obra con el
estandarte real en carmesí, como en la anterior obra, con el escudo real correspondiente
a los Reyes Católicos montado sobre un mástil que remate en cruz latina,
reuniendo los dos elementos analizados en la composición bonaerense: estandarte
y cruz procesional.
Lo más destacado
de la obra es la actitud de profundo respeto por la narración histórica de los
acontecimientos mostrada por Moreno Carbonero, buscando entre sus numerosos
apuntes los mejores diseños y componiendo la escena siguiendo al pie de la
letra la descripción de Münzer. Así, podemos deducir con facilidad que nos
encontramos más ante una obra de estudio que de una composición de directa
inspiración en el escenario real.
Apuntes Cuadernos de Viajes de José Moreno Carbonero. Museo de Málaga.
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Podemos rastrear
en algunos de los apuntes que aparecen en sus cuadernos de viajes, hoy
conservados en el Museo, rápidos bocetos sobre cascos, armaduras, estandartes y
picas medievales empleados para este tipo de composiciones históricas, siendo
quizá el ejemplo más expresivo la torre que emplea para cerrar la composición
del caserío interno de la ciudad que se descubre enmarcada por el arco de
herradura de la Puerta de Granada, que nos
recuerda más a los apuntes sobre las torres medievales de Medina de Rioseco que
a la torre del homenaje malagueña.
La obra se
exhibió en la Agrupación Artística Castro Gil en 1935, y fue presentada al año
siguiente a la Exposición Nacional celebrada en el Palacio de Exposiciones del
Retiro, en cuyo Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes
(Madrid, 1936), aparece con el número diecisiete colgada en la sala quinta,
segunda de las obras de Moreno Carbonero, pues en la sala nueve presentó: Las
bodas de Camacho, el rico.
La obra, que
recibió feroces críticas, no supuso un duro golpe para el anciano artista, pues
el jurado no pudo dar su fallo al clausurarse precipitadamente y devolverse las
obras a sus autores por el estallido de la Guerra Civil. Ya entonces había
decidido Moreno Carbonero donar la obra al Museo de su ciudad natal, aunque los
acontecimientos vividos no permitieron su inmediata expedición a Málaga,
preocupado como estaba el autor en abandonar él mismo Madrid, hecho que no
logró hasta agosto del año 1937.
La Real Academia
de Bellas Artes de Málaga intentó acelerar la llegada del lienzo al Museo
Provincial, al que Moreno Carbonero donaba la obra, sin embargo no fue
formalmente recibida hasta mayo de 1939, según se desprende de la lectura de
las Actas académicas de ese año. El lienzo no llegó a Málaga hasta el mes
de octubre, recibido por la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo en
pleno, a cuyo frente se encontraba Salvador González Anaya, y por el Gobernador
Civil: Francisco Prieto Moreno.
Los discursos de
ambos personajes cargaron de sentido político a la obra, realizando un parangón
entre la liberación de Málaga por los Reyes Católicos y la realizada por las
tropas nacionales. Suponemos que Moreno Carbonero no debió darle ese sentido a
la obra, pues los estudios para su composición y el abocetado de la tela se
realizaron en 1929 y la obra está firmada en 1930, aunque no mostró oposición a
esta nueva carga política sobre la obra, donde incluso se llegó a afirmar que
se trataba de un metafórico agradecimiento del pintor por su liberación de una
checa, durante los años de resistencia republicana madrileña.
La prensa del
nuevo régimen político se hizo amplio eco de la llegada de la obra al Museo
Provincial, recibida en solemne acto el jueves 26 de octubre de 1939. Así la
reproducción de la obra ocupó la portada del Sur del viernes 27 de
octubre de ese año, así como del diario de la Falange Española Tradicionalista
y de las Jons: Boinas rojas, que también llevó su reproducción a su
portada ese mismo día. El Ideal en Málaga, editado en Granada y con
redacción en la malagueña calle Císter 9, el mismo día publicó un amplio
artículo con reproducción de la obra en su portada.
En enero de 1940
la Dirección General de Bellas Artes emitió Orden para que la obra participase
en la exposición homenaje que la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
le realizó al pintor malagueño, regresando al museo en mayo de ese año.
La obra debemos encuadrarla en la producción final de Moreno Carbonero, una
vez que se ha superado ampliamente el idealismo heroico de las composiciones de
historia de las generaciones de pintores del siglo XIX, de la que él mismo fue
un destacado ejemplo, y se desarrolla una plástica más expresionista, incluso
rayando en algunos aspectos un carácter esperpéntico en la línea
valleinclanesca, como observamos en la caracterización extrema del aspecto
famélico de los cautivos, donde no podemos negar el excesivo extremismo del
anciano artista. Sin embargo, la acertada composición de la escena, la intensa
iluminación de colores brillantes y los detalles rigurosos en la ambientación
ofrecen un interesante ejemplo de la pintura de historia que atesora el Museo
de Málaga.
Bibliografía
recomendada:
AA.VV., Moreno Carbonero. Homenaje al glorioso
maestro. Málaga, Publicaciones de la Real Academia de Bellas Artes de San
Telmo de Málaga, 1943.
BARRIOS
ESCALANTE, María Concepción, “La toma de Málaga y la liberación de los cautivos
por los Reyes Católicos. Cuadro de José Moreno Carbonero”, Jábega 55, Málaga, Diputación Provincial de Málaga, 1987, pp.
74-80.
MÜNZER,
Jerónimo, Viaje por España y Portugal
(1494 – 1495), Madrid, Ediciones Polifemo, 1991.