Retrato de Bartolomé
Esteban Murillo con golilla. Anónimo, óleo sobre lienzo,
54,00 x 41,00 cm
Museo de Málaga
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Inmersos aún en el
IV Centenario del nacimiento de Bartolomé Esteban Murillo, uno de los artistas
españoles de mayor proyección internacional, la Consejería de Cultura y
Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía ha organizado una importante
exposición sobre la obra del pintor hispalense en el Museo de Bellas Artes de
Sevilla: Murillo. IV Centenario, inaugurada el 28 de noviembre de 2018 y
que se clausura el 17 de marzo de 2019. Con la idea de hacer extensiva su
conmemoración a toda la comunidad autónoma, se ha ejecutado una exposición de
carácter divulgativo e itinerante por los museos provinciales andaluces entre
los meses de diciembre de 2018 y mayo de 2019, correspondiendo su exhibición en
el Museo de Málaga desde el pasado 14 de febrero al próximo 7 de marzo del
presente año.
Murillo, excelentísimo es la genérica denominación que los
organizadores de la exposición divulgativa han seleccionado como un auténtico eslogan que,
trascendiendo la función de título, alcance una penetración mediática contundente
y atractiva. No obstante, los méritos de la capacidad de atrapar el interés del
título declaran que los toman prestados de su primer biógrafo Joachim von Sandrart quien,
con la publicación de su obra en Nùremberg en 1683, aplicó tan excelso epíteto. Esta
exageración denominativa no es gratuita, pues la obra pictórica del sevillano
posee tal reconocimiento por parte del público que incluso una exposición de
reproducciones de sus obras, aunque de magnífica factura y atractivo, tiene la
capacidad de ser un reclamo seguro a su nutrida asistencia. Responde además al
interés que los museos han presentado por el coleccionismo de fondos originales, de factura o de reproducción murillesca, al que no se ha sustraído
evidentemente el Museo de Málaga.
Bartolomé Esteban
Murillo no pareció tener especial predicamento entre los comitentes que
integraron la oligarquía civil y religiosa de Málaga, donde los encargos los capitalizaba a nivel local Juan Niño de Guevara (Madrid, 1632 – Málaga, 1698),
mientras que en los encargos exógenos parecía primar la escuela
granadina sobre la sevillana, aunque alguna obra velazqueña recaló en nuestra
ciudad acompañando al mismo autor como regalo de Felipe IV a Fray Alonso de
Santo Tomás, obispo de Málaga que se decía su hijo ilegítimo. El murillismo, no
obstante, no estuvo exento de su influencia provincial pues tanto en algunas
obras barrocas como sobre todo en sus secuelas decimonónicas se copió la fórmula o se
emuló el resultado plástico de éxito en sus obras. Por otra parte, si bien no
se contase con modelos originales de su mano, artistas y comitentes las
conocían bien a través de su inmensa difusión a través de la estampación desde fechas
muy tempranas. Por tanto, Murillo es un artista cuyo estilo, estética y
propuestas plásticas superan con mucho el monto de sus obras hacia la
formulación de un murillismo como categoría nominal artística.
El Museo de Málaga
es ejemplo institucional de esa especial querencia por Bartolomé Esteban
Murillo y el murillismo, contando entre sus fondos con obra directa del pintor,
atribuciones a su estela, recuerdos que homenajean su efigie, seguidores de su estilo
y reproducciones gráficas de sus mejores obras presentes en colecciones
españolas, que esta entrada presentará siguiendo este sucinto esquema.
San Francisco de Paula
(Sevilla, 1665-1669). Bartolomé Esteban Murillo, óleo sobre lienzo,
106,00 x 101,00 cm.
Museo de Málaga, depósito Museo Nacional del Prado (MNP
P00990)
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De directa factura de Bartolomé Esteban Murillo es la
representación sobre lienzo de San Francisco de Paula, posiblemente del exorno
que el autor realizó para el convento sevillano de Capuchinos entre los años
1665 y 1669, presentado con su humilde hábito de estameña y apoyado sobre una
humilde vara en horquilla, trascendido ante la luz dorada que proyecta la
ruptura de Gloria, donde campea la virtud teologal “CHA/RI/TAS”. La composición,
de una simplicidad y una dulzura murillescas conmovedoras, presenta al
caritativo hermano franciscano en la completa asunción declamatoria tanto de la
virtud que de forma sacra se le impone, como de la santidad del nimbo
plateado que le sobrevuela. La obra es
la muestra del interés que el pintor despertó con presteza, ya que formó parte de
las colecciones reales según se desprende de los tempranos inventarios de 1746, donde se
consigna como adquirida por Felipe V e Isabel de Farnesio durante su estancia
sevillana en 1729. Con la mediación de Ricardo de Orueta en Madrid, la obra fue
incluida en el depósito ministerial por Orden de 30 de junio de 1933 destinado a incrementar el patrimonio del Museo Provincial de Bellas Artes de Málaga,
formando parte de la Sala de Antiguos que hoy constituye una unidad expositiva
del área de Arte donde se recogen los principales depósitos del Museo Nacional del
Prado.
Influido por la estética del maestro sevillano o copia
directa de alguna de sus composiciones, el Museo de Málaga conserva un lienzo
con el busto de una de sus más populares producciones marianas: la Inmaculada
Concepción. La pieza, con importantes lagunas no reintegradas a pesar
de su restauración por el pintor local Luis Molledo en 1976, presenta el rostro
adolescente que caracteriza esta advocación mariana, con camisa y túnica blancas
y manto azul, que sostiene en torno a su pecho entre ambas manos cruzadas,
señal de arrobo ante la contemplación divina. Varios querubes se concentran en
torno a la composición, que simplifica en formato reducido la grandeza de las
composiciones concepcionistas de Murillo. La obra anónima y posiblemente
decimonónica llegó a las colecciones del Museo de Málaga procedente del
Gobierno Civil, donde en la década de los setenta se remodeló su ornamentación. En la línea de las conjeturas existentes sobre esta obra, podría tratarse tanto de una obra con este formato como de una composición mayor, que fue reducida si tomamos como modelo la Inmaculada Concepción (c. 1665) del Museo Nacional del Prado, con una altura que alcanza los 91,00 centímetros, representando una media luna bajo los brazos de la figura, y los 70,00 de ancho.
Retrato de Bartolomé
Esteban Murillo con golilla. Anónimo, óleo sobre lienzo,
54,00 x 41,00 cm
Museo de Málaga
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En homenaje a la figura del maestro se conserva en el
Museo de Málaga un Retrato de Bartolomé Esteban Murillo, obra creo erróneamente
datada en el siglo XVII por seguir el modelo arcaizante de su autorretrato con golilla (c.
1650-1655), en The Frick Collection (New
York, USA). Aunque dedicaremos una posterior entrada a datar y atribuir con
mayor precisión la obra, existe en el Museo de Cádiz un retrato muy similar atribuido
a José García Chicano (Vejer de la Frontera, Cádiz, 1775 – Málaga, 1857), quien
después de ejercer su magisterio en la capital gaditana, ingresó como académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, titular de la pieza, y profesor de su Escuela de Bellas
Artes, no siendo descabellada su datación en el
siglo XIX y atribución al pintor gaditano.
Entre los grabados
de reproducción, el Museo de Málaga conserva una serie de la Compañía para el
grabado de los cuadros del Rey de España, que se constituyó en 1789 por Manuel
Godoy con la finalidad de difundir en Europa la escuela artística española.
Los gastos de sacar las planchas y la producción de estampas se sufragaron
mediante la emisión de acciones, que adquirió la mayoría de la aristocracia
española por el apoyo de Carlos IV a la empresa. Se pretendió que la calidad
fuese excelente, por lo que se contó con los mejores grabadores dentro y fuera
de la nación, contactando el duque de Fernán Núñez con los grabadores franceses, en
su papel de embajador en el país, y José Nicolás de Azara a los italianos. La
primera etapa de la corporación estuvo dirigida por Manuel Salvador Carmona
para la grabación y Francisco Bayeu para la dirección artística de los dibujos,
buscando al final de la centuria salvar económicamente la empresa con la incorporación de Francisco
de Saavedra, encargándose de ajustar los elevados gastos en producción de dibujos y grabados y sus
precios de venta final. No obstante, la Compañía resultó un fiasco económico, por lo
que en 1800 se propuso al monarca que la empresa la asumiese la Real
Calcografía, no adquiriéndose todos sus enseres hasta 1818.
Del total de las
tiradas, 24 fueron realizadas por la Compañía y 50 por la Real
Calcografía, quedando todas ellas a disposición de la Calcografía Nacional. Con
la formación de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo en Málaga y de su Escuela de Bellas Artes, se solicitó del
establecimiento el envío en depósito de varias series como complemento a la
instrucción artística de sus alumnos, recibiendo dos rápidos envíos en 1872 y
en 1886, que la corporación incorporó a los fondos del recién creado Museo
Provincial de Bellas Artes de Málaga en sus depósitos de 1915.
El primer grabado reprodujo en 1791 la composición La imposición
de la casulla a San Ildefonso, con dibujo de Agustín Esteve y grabado
del valenciano Fernando Selma. La obra, realizada por Murillo hacia 1655,
formaba parte de las colecciones reales y presentaba una de las composiciones
más complejas de trasladar al grabado tanto por los numerosos personajes que reúne
la composición como por el rico cromatismo de la obra, que con la experta
supervisión artística de Francisco Bayeu y técnica de Salvador Manuel Carmona supieron imponer la debida calidad a su
dibujante Esteve y a su grabador Selma.
La segunda estampa
reproduce la obra Santa Rosa de Lima del Palacio Real de Madrid, cuyo dibujo se
encargó a Genaro Gutiérrez y su grabado al aguafuerte y buril en talla dulce al profesor de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado
Blas Ametller y Rotllan, durante los años de dirección de Manuel Salvador Carmona,
existiendo en el Museo dos ejemplares de este depósito estatal.
La tercera estampa
reproduce la obra de Bartolomé Esteban Murillo La aparición de la Virgen a San
Bernardo de la colección real, con dibujo de León Bueno y grabado del
balear Francisco Muntaner y Moner para la Compañía para el grabado de los
cuadros del Rey de España, durante los años de dirección de Manuel Salvador Carmona.
Sagrada Familia de
Bartolomé Esteban Murillo [1797]. Aguafuerte en papel continuo,
huella 545 x 402 mm, papel 799 x 602 mm
Compañía para el grabado de los cuadros del Rey
Museo de Málaga
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El cuarto grabado reproduce la Sagrada Familia, también
instalada en el Palacio Real de Madrid en 1797, correspondiendo el grabado al
francés Louis Antoine Romanet, quien lo grabó en París bajo la supervisión de Manuel
Salador Carmona durante los años de funcionamiento de la Compañía para el grabado
de los cuadros del Rey de España. Quizá sea de todos los trabajos el menos logrado, posiblemente por los defectos de dibujo que se atribuye a un tal Alonso en la leyenda que acompaña al grabado,
El quinto grabado reprodujo La Adoración de los pastores del Palacio Real de Madrid, que contó con la colaboración de León Bueno para
el dibujo de la pieza y grabado por Françoise Hubert, uno de aquellos afamados
grabadores franceses contactados por el duque de Fernán Núñez junto a Louis Antoine Romanet, alcanzando un
elevado salario por su estampación. En
este caso, la obra se encontraba a disposición en la Calcografía de la Imprenta
Real, datándose ya en la linde de su disolución como Compañía y la asunción de
la empresa por la Calcografía Real en torno a 1800.
San Ildefonso de
Bartolomé Esteban Murillo. Aguafuerte y buril, talla dulce en
papel continuo,
huella 542 x 398 mm, papel 690 x 556 mm
Calcografía Nacional
Museo de Málaga
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Grabado por Fernando Selma (Valencia, 1752 – Madrid,
1810), quien desde 1799 recibió el nombramiento de Grabador de Cámara de Carlos
IV, se conserva en las colecciones del Museo de Málaga la obra San
Ildefonso o Lectura de un santo. Mantiene la misma procedencia de depósito
de Calcografía Nacional e ingreso en el Museo en 1915.
Uno de los mejores
grabadores españoles del siglo XIX fue Domingo Martínez Aparici (Valencia, 1822
– Madrid, 1898), formado en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado
bajo el magisterio de Rafael Esteve, quien había sustituido a Blas Ametller
desde 1841, con la personal innovación técnica de abandonar
las láminas en cobre por las más resistentes y duraderas en acero, que asumió su discípulo. Pasó más tarde a París, donde asistió a los talleres de Calamatta
y al estudio del grabador belga David Joseph Desvachez, quien indujo en el
joven valenciano el gusto por el grabado de reproducción de obras pictóricas de
maestros antiguos y coetáneos, así como la prácticas de nuevas técnicas como:
la manera negra, por el empleo de un ennegrecimiento de la lámina con una fina
capa de aguatinta; el grabado a media mancha; o el grabado mediante ruleta a
puntos. El 25 de abril de 1855 se creó en la Escuela que mantuvo la Dirección General
de Agricultura, Industria y Comercio una Cátedra de Grabado en Acero, que ganó
Domingo Martínez y desde la que formó a la mayoría de los grabadores de la
segunda mitad de la centuria. Fue asiduo participante en las Exposiciones
Nacionales de Bellas Artes entre 1856 y 1864, presentando grabados de
reproducción sobre cuadros de maestros antiguos, destacando su producción sobre composiciones de Bartolomé Esteban Murillo.
El sueño del Patricio
de Bartolomé Esteban Murillo [1858]. Acero, aguafuerte y
aguatinta bruñida
(manera negra), huella 447 x 703 mm, papel 550 x 782 mm
Museo de Málaga
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El Patricio cuenta su
sueño al Papa de Bartolomé Esteban Murillo [1858]. Acero, aguafuerte
y
aguatinta bruñida (manera negra), huella 446 x 706 mm, papel 554 x 776 mm
Museo de Málaga
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De Domingo Martínez Aparici se conservan dos grabados en
acero, aguafuerte y aguatinta bruñida a la manera negra con la representación
del Sueño
del Patricio y El Patricio cuenta su sueño al Papa,
obras ejecutadas por Murillo en 1665 para la reconstrucción de la iglesia
sevillana de Santa María La Blanca, representando los acontecimientos
milagrosos que precedieron a la construcción de la iglesia bajo la misma
advocación en Roma. Martínez ya pudo contemplarlas y reproducirlas en el Museo
Real de Pinturas y Esculturas del Prado, abriendo las planchas en 1858 y
presentadas a la Exposición Nacional de Bellas Artes de ese año, donde
obtuvo medalla de Primera Clase. Proceden de los mismos depósitos estatales
en la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo en la segunda mitad del siglo
XIX e ingresadas en el Museo en 1915.
Santa Isabel de Hungría
de Bartolomé Esteban Murillo [1876]. Acero, aguafuerte y buril,
talla dulce
en papel continuo, huella 694 x 510 mm, papel 778 x 543 mm
Museo de Málaga
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Del mismo autor es el grabado que reproduce en 1876 la
obra de Bartolomé Esteban Murillo Santa Isabel de Hungría curando a los tiñosos (c. 1672), que alcanzó
las colecciones del Museo por el mismo procedimiento y en las mismas fechas que
las anteriores.
La Caridad Romana de
Bartolomé Esteban Murillo [1809]. Aguafuerte y buril, talla dulce
sobre
papel continuo, huella 460 x 520 mm, papel 600 x 750 mm
Calcografía Nacional
Museo de Málaga
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La caridad romana en el ejemplo de Cimona para con su padre de Bartolomé
Esteban Murillo fue grabado en Madrid en 1809 por Tomás López Enguidanos (Valencia,
1773 – Madrid 1814), sobre dibujo de José Martínez, para la Calcografía
Nacional y con la misma procedencia en las colecciones del Museo de Málaga.
San Francisco de Paula
de Bartolomé Esteban Murillo. Litografía, huella 338 x
284 mm,
papel 639 x 490 mm
Joyas de la pintura en
España
Museo de Málaga
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Especial interés presenta la litografía de San
Francisco de Paula, tirada en el Taller Litográfico de Juan José
Martínez de la calle Desengaño, 10 de Madrid, por encontrarse en el Museo de Málaga
su modelo original. La presente pieza procede de
la edición de las Joyas de la pintura en
España, de entre las obras que se custodiaban en el Museo Nacional del
Prado, grabada por el francés Louis Enmanuel Soulange-Teissier (Amiens, Francia, 1814 – París, 1898).
Sacra familia del
pajarito de Bartolomé Esteban Murillo [c. 1858]. Litografía, huella
255 x 345 mm,
papel 490 x 635 mm
Joyas de la pintura en
España, entrega XV
Museo de Málaga
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La misma publicación, para su entrega número XV, incluyó
la reproducción de la Sacra familia del pajarito de
Bartolomé Esteban Murillo, litografiada hacia 1858 por el francés Auguste Charles
Lemoine sobre la composición de hacia 1650 conservada en el Museo Nacional del
Prado, tirada para el Taller Litográfico madrileño de J.J. Martínez. El litógrafo
francés enfrentó algunas otras reproducciones de obras de Murillo para esta empresa
editorial.
San Juan Bautista,
niño de Bartolomé Esteban Murillo. Litografía, huella 350 x
300 mm,
papel 640 x 485 mm
Joyas de la pintura en
España, entrega XV
Museo de Málaga
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En la misma entrega
de Joyas de la pintura en España se
incluyó un San Juan Bautista niño, obra litografiada por Jacquez Antoine
Lemoine (Rouen, Francia, 1751 – París, 1824), anterior a Auguste Charles Lemoine
y con mayor pericia en la técnica y resultado plástico.
Retrato Bartolomé Esteban
Murillo por Alonso Miguel de Tobar [c. 1855]. Litografía,
huella
333 x 245 mm, papel 638 x 490 mm
Joyas de la pintura en
España
Museo de Málaga
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Por último, presentar un grabado sobre el Retrato de Bartolomé Esteban Murillo que realizó el pintor setecetista Alonso Miguel de Tobar, conservado hoy en el Museo Nacional del Prado. La obra se incluyó en la misma empresa editorial litográfica de J.J. Martínez, encargada en este caso al francés Jéan-Baptiste Victor Loutrel en la segunda mitad del siglo XIX. No nos consta la forma de ingreso en el Museo de Málaga de ninguna de las obras del proyecto litrográfico sobre los fondos de Murillo en el Museo Nacional del Prado que reunió: Joyas de la pintura en España.
Esta presentación sobre los fondos relacionados con la
figura de Bartolomé Esteban Murillo, del que hemos excluido algunas obras que
de los siglos XVII al XIX podrían relacionarse con el murillismo por la
posibilidad de que nos llevase demasiado lejos, creo que es suficientemente
ilustrativa sobre la vocación del Museo de Málaga por coleccionar fondos del
excelentísimo pintor sevillano, del que quizá sea posible y deseable dedicar la Sala de Materiales Especiales en la primera planta del Área
de Arte, en un futuro no muy lejano. Esta experiencia ha sido enfrentada ya por el equipo técnico del Museo de Bellas Artes de Córdoba, con la edición de un cuidado catálogo.
Bibliografía
HEREZA LEBRÓN, Pablo
(Coordinación científica), Murillo
excelentísimo. Exposición divulgativa en los Museos de Andalucía (diciembre
de 2018 – mayo de 2019), Sevilla, Consejería de Cultura, Junta de Andalucía,
2018.
NAVARRETE PRIETO, Benito.
Murillo y las metáforas de la imagen,
Madrid, Cátedra, 2017.
PALENCIA CEREZO, José
María. La estela de Murillo en el Museo
de Bellas Artes de Córdoba, Sevilla, Consejería de Cultura, Junta de
Andalucía, 2018.
PAZOS BERNAL, Mª
Ángeles, La Academia de Bellas Artes de
Málaga en el siglo XIX, Málaga, Editorial Bobastro, 1987.
VEGA, Jesusa, Museo del Prado. Catálogo de estampas,
Madrid, Museo del Prado, Ministerio de Cultura, 1992.