La
génesis del presente artículo, del que hace la friolera de haber transcurrido
ya veinte años, evoca los años de visitas a numerosas bibliotecas
principalmente de la capital, muchas de ellas en museos, buscando una
bibliografía aún exigua en esta incipiente ciencia en nuestro país. Entonces,
uno podía regresar con las maletas cargadas de fotocopias y algunos costosos microfilmes, que
luego teníamos que leer en las máquinas de las que disponía la Diputación
Provincial malagueña en una bocacalle de la Plaza de la Marina, llenando de
fichas bibliográficas y de citas aquellas económicas cajas de zapatos vacías que nos
recomendó la añorada profesora Mª Dolores Aguilar García.
Eran
aún los años en que, con ansia mal calculada, se perseguían proyectos que
incrementasen cualitativamente los currículos e ir preparando la futura defensa
de la tesis doctoral, una legítima vocación investigadora que hoy parece
definitivamente desterrada de las prioridades a futuro de nuestro país, donde
una de las más sangrantes víctimas del capitalismo salvaje que nos domeña con
sus periódicas crisis es la investigación científica y la excelencia académica. Sus ímprobos esfuerzos y sacrificios personales se han devaluado en los
intereses individuales, primero, y colectivos después.
En
este sentido, me propuse traducir al español la obra de Edward P. Alexander, Museums in motion. An introduction to the
history and functions of Museums, editada en Nashville (Tennessee, USA) por
la American Association for State and
Local History en el año 1979, e intentar publicarla en alguna de las
editoriales españolas que durante aquellos años se dedicaban a la edición de
manuales en Museología y Museografía.
Imperceptiblemente,
me fui impresionando por la generosidad de algunos filántropos norteamericanos
que propiciaron la formación de grandes instituciones museísticas, como la Smithsonian Institution. Sin embargo,
las instituciones museísticas no poseen la taumatúrgica virtud de alcanzar la
función social que su misión cultural y formativa poseen sin personas que las
vitalicen, que con una lealtad y entrega personales titánicas han logrado la
excelencia y el reconocimiento de utilidad social y cultural de sus
instituciones. Éste es el indudable caso del ictiólogo transformado en
museólogo de cabecera estadounidense George Brown Goode (1851-1896), a quien
dediqué el presente artículo para su conocimiento en nuestro país y para ofercer un paradigma
de comportamiento a los museólogos del mundo.
La
ficha bibliográfica
"George
Brown Goode y la Smithsonian Institution, una estrecha relación museólogo-museo
poco conocida en España” / José Ángel Palomares Samper. - en Boletín de Arte, nº 19. - Málaga;
Departamento de Historia del Arte, Universidad de Málaga, 1998. - Págs. 37-48;
24 cm
D.L.
MA-490/1981, I.S.S.N. 0211-8483
U.N.E.S.C.O.
620 300
Impacto de la publicación:
Bibliografía a la entrada “George Brown
Goode” en (consulta 01/03/2019):
No hay comentarios:
Publicar un comentario