Existen obras que
pertenecen a la memoria sentimental de la infancia, durante la cual la recién
estrenada herramienta del raciocinio va atesorando imágenes, sensaciones,
sonidos y datos para conformar un mapa conceptual con el que manejarnos por la
vida, y en la propia he contado con una de las postales que se vendían en la
ciudad, de entre las colecciones del Museo de Málaga, con la “Eva desnuda” del
pintor Juan Barbero Martínez como motivo. Desde aquellos ya fabulados tiempos, hoy se exhibe en las
salas permanentes de su nueva sede del Palacio de la Aduana este desnudo femenino que,
cuando transito en el silencio de las inspecciones periódicas, continúa conteniendo la magia que me devuelve a mi
infancia.
Apenas tenía
noticia de su autor, Juan Barbero Martínez, hasta el generoso contacto con su sobrina
materna: María Eugenia Pereiro Barbero. El pintor nació el 18 de enero de 1908
en la localidad madrileña de Tielmes de Tajuña, donde comenzó de forma
autodidacta a practicar vocacionalmente el ejercicio de la pintura. Una vez
instalado en Madrid, su tesón en descollar entre los maestros de la pintura
nacional le prestó la suficiente osadía como para mostrar sus dibujos a pintores ya
consagrados, caso de José Garnelo, Marceliano de Santa María o el valenciano Manuel
Benedito. De entre todos ellos, fue este último quien ejerció su magisterio
sobre el joven Barbero, en el que descubrió una sensibilidad plástica más
próxima y una forma más cercana a su concepto de la pintura, presentándole a
los marqueses de Urquijo quienes ejercieron el mecenazgo durante sus años de
formación. Gracias a esta afortunada situación,
Juan Barbero pudo ingresar como alumno en el año 1928 en la Escuela Superior de
Bellas Artes de San Fernando, durante cuyos años de estudio se aplicó con denuedo y entrega a lograr despuntar con éxito, como demostraron los Diplomas de Mérito obtenidos en Perspectiva,
Dibujo de Estampas, Estudios preparatorios de Colorido e Historia del Arte en
su primer curso, y de Desnudo del Natural, Dibujo Científico y, de nuevo,
Historia del Arte en su segundo año. Todos estos méritos
acumulativos fueron determinantes para que el claustro de profesores
solicitase por unanimidad la concesión de la pensión para continuar sus
estudios que ofrecía la Diputación Provincial de Madrid en años sucesivos, hasta su conclusión.
Durante la década
de los años treinta del siglo XX, Juan Barbero obtuvo pensión en la Residencia
veraniega de Paisaje en la segoviana Cartuja de El Paular en 1933, y en la Residencia
oficial en la ciudad de Granada en 1934, siendo uno de los géneros en los que se mostró mejor dotado. En este último año hizo acto de
presencia en el panorama artístico nacional, con su primera exposición
individual en la Asociación de Amigos del Arte de Recoletos, con gran éxito de
crítica y un importante número de ventas, consecuencia lógica de su acogida entre el público. Al siguiente año, coincidiendo con una nueva
estancia en la Residencia oficial granadina, presentó su segunda gran
individual en el Centro Artístico de Granada.
“Jardines de la Alcazaba”, óleo sobre lienzo, 62,00 x 50,00 cm.
Excmo. Ayuntamiento de Málaga.
|
En el mismo año en
que estalló la Guerra Civil, Juan Barbero ya había decidido un futuro estable
relacionado con la docencia plástica en Institutos de Enseñanza Secundaria,
preparando los cursos de capacitación docente, a la vez que preparaba una segunda
exhibición en el granadino Centro Artístico. Terminada la contienda nacional,
comenzó a concurrir a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de Madrid del año
1941 y a ampliar la presentación de sus obras en sendas exposiciones gaditana en
el Hotel Atlántico y en la malagueña sala de la Escuela de Magisterio en
1942.
Su formación
europea se completó en el año 1944, cuando obtuvo la beca Conde de Cartagena que otorgaba
la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando para ampliar estudios en el extranjero. En Roma residió hasta su
regreso a España en 1948, presentándose en una exhibición individual en la
madrileña Galería Dardo. Había establecido su residencia en la
malagueña calle Cobertizo del Conde del barrio de Lagunillas al menos desde 1945, desde la que se
presentó a varias colectivas nacionales con distintos galardones, distinciones
y medallas. Su fama artística fue aumentando en los últimos años de su vida,
durante los que fueron ejecutadas sus mejores obras, especialmente en el retrato,
lo que facilitó su establecimiento en el barcelonés Paseo Bosanova 5 y de su
concurrido estudio en Gran Vía, falleciendo en la Ciudad Condal el día 15 de enero de
1952.
“Retrato femenino” [1946], Lápiz, clarión y sanguina sobre
papel.
Colección particular.
|
“Eva desnuda” es una de las
mejores obras del pintor en sus primeros años de residencia en Málaga, firmado
en el año 1945, que tuvo como modelo a una jovencísima “bailaora” flamenca de
nombre Isabel Expósito Junco y de apodo: La Coreana. Por directa confesión de
la modelo a alguno de los miembros más antiguos de nuestra plantilla, el pintor
la conoció durante las largas esperas con la cartilla de racionamiento para
conseguir los alimentos en plena autarquía posbélica durante su adolescencia, y
no pudo resistir el estipendio que le ofreció Barbero para posar de esa guisa.
La modelo se
presenta en púber desnudez, ocupando frontalmente toda la composición en
directa interpelación al espectador, a quien ofrece la manzana del pecado
original. La pose corporal clásica y los atributos bíblicos no son motivos
suficientes para tranquilizar nuestra mirada sobre una belleza infantil tan
serena, de incipientes pechos púberes y de fuerte carnalidad racial de la
modelo. La pincelada es justa en la definición del dibujo, la paleta de color
sin estridencias en la definición de la aterciopelada epidermis de la joven y
el entorno de paisaje se deshace en mayor sensación de bruma, cuyo marco
envolvente que conforman tronco y ramajes funciona a modo de mandorla en torno a la
gitanilla representada. Toda la intención de la obra se concentra en el rostro
inmaculado de Isabel y la jugosa manzana que sostiene con cuidado en su mano,
ofrenda inocente que encierra toda la terrible expulsión del paraíso terrenal
que procurará nuestra caída en el pecado original, del que aún ni el cuerpo por
desarrollar de Eva puede preconizar futuros alumbramientos con dolor, tan
ajenos aún al desenlace del relato bíblico.
“Eva desnuda”, óleo sobre lienzo, 167,00 x 91,00 cm.
Museo de Málaga.
|
La economía de
medios empleada por Barbero es tal que el propio título de la obra se ha
desdibujado en la historia de la imagen, mencionada como “Eva”, “Eva gitana” o,
finalmente, “Gitanilla”. De hecho, en una relación de obras existentes en el
Museo de Málaga con fecha 18 de noviembre de 1953, pocos meses después de su
incorporación, se menciona como almacenada por falta de espacio para su
exposición permanente en los locales compartidos aún con la Real Academia de
Bellas Artes de San Telmo en los exclaustrados locales jesuíticos de la actual
Plaza de la Constitución, y es descrito como un desnudo femenino donado por la
viuda del pintor. La obra no encontró acomodo en la exposición permanente de la
institución hasta su reinauguración en el Palacio de Buenavista, en cuyo
catálogo de 1961 se presenta en la sala XVIII.
José Luis Estrada
Segalerva, en sus Efemérides malagueñas
(Málaga, 1979: I, 139), nos informa que la obra llegó al Museo de Málaga el día
23 de enero del año 1953, gracias a las gestiones realizadas por Gustavo García
Herrera. La obra, por tanto, fue donada por la familia del pintor al Museo
Provincial de Bellas Artes de Málaga en esas fechas, como lo corrobora una
comunicación del Director General de Bellas Artes estatal con el entonces Presidente de
la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo y del Patronato del Museo Provincial, con
fecha 21 de febrero de 1953,
agradeciendo:
Recibido el atento escrito de V.S.
dando cuenta de que los fondos de ese museo provincial se han incrementado con
los donativos de un cuadro titulado “Preludio” que su autor Dn. Manuel León
Astruc ha cedido con carácter definitivo y “Eva” del fallecido pintor don Juan
Berbero (sic) cedida al Museo por los familiares de dicho artista, esta
Dirección General agradece dicha noticia y ruega a V.S. que en su nombre dé las
gracias a los generosos donantes. Lo que comunico a V.S. para su conocimiento y
demás efectos. Dios Guarde a V.S. muchos años.
La noticia ha sido
completada por la sobrina del pintor en comunicación con el Museo de Málaga,
quien afirma que la donación en representación del pintor y su viuda la
realizaron sus padres: Eleazar Pereiro Durán y Presentación Barbero Martínez,
hermana del pintor, con el nombre de “Eva desnuda” al año de su fallecimiento.
“Eva desnuda” en los almacenes del museo antes de su intervención y montaje en 2016.
© del autor, 2015.
|
El arco cronológico
que vinculaba la obra a mis recuerdos de infancia, con la mirada inocente de
entonces sobre el púber desnudo salido de los pinceles de Barbero Martínez, hoy
se completa con el rendido homenaje de María Eugenia Pereira Barbero hacia la
obra de su tío materno, lo que justifica sobradamente el tributo que hoy se
rinde al pintor y su modelo.
Bibliografía:
Dirección
General de Bellas Artes (1961) Museo Provincial
de Bellas Artes de Málaga, Málaga, p. 25 (sala XVIII).
ESTRADA
SEGALERVA, José Luis, (1979) Efemérides
malagueñas, Tomo I, Málaga,