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Arte
y Culturas de Al-Andalus. El poder de la Alhambra. Palacio de Carlos V
(Granada), diciembre de 2013 a marzo de 2014.
Se conmemora el primer milenio de la fundación
del Reino de Granada, para lo que se ha creado un Consorcio entre numerosas
instituciones públicas andaluzas, bajo el amparo del Gobierno de España y la
Junta de Andalucía, destinado a la organización de distintos actos culturales para su
valoración histórico-artística y su recuerdo patrimonial. En ese sentido, la
magna exposición celebrada en La Alhambra ha sido el mejor homenaje al centro
neurálgico del reino: bastión amurallado del corazón del reino; excelsa
residencia palatina de su cabeza política y punto de encuentro de las
principales corrientes filosóficas, científicas, literarias y artísticas del
final de la civilización hispano-musulmana peninsular.
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En una privilegiada visita al monumento, el 19
de junio de 2013, ante mis ojos se fueron desvelando las intervenciones que han rejuvenecido al monumento, garantizando en muchos casos
la permanencia de sus principales valores patrimoniales para disfrute de
numerosas generaciones futuras. La restauración de la fuente de los leones es
quizá la más llamativa de las enfrentadas por su Patronato, al ser uno de los
iconos más reconocibles y reconocidos del complejo palatino de La Alhambra.
La Alhambra nos fue descubriendo sus arcanos
de la mano de Mª del Mar Villafranca, directora del Patronato de la Alhambra y
Generalife, quien reúne el preciso conocimiento del inmueble con la pasión por
su tutela, conservación y difusión pública. De su mano, redescubrimos los
espacios más íntimos de las residencias alhambreñas. Mi profesión posee estos
privilegios inherentes a la conservación, estudio y difusión de los bienes
culturales. Uno de esos privilegios profesionales ha sido determinar el grado
de deterioro sufrido por alguna pieza artística y asistir a su restauración, para
poder ofrecer al público su lectura y apreciación renovada y garantizar su
legación a futuras generaciones.
De entre los tesoros descubiertos de la mano
de Mª del Mar Villafranca me impactó especialmente la restauración del mirador
de Daraxa o de Lindaraja, un espacio mágico sobre el frescor del patio del
mismo nombre. La cubierta de este recoleto espacio femenino se cubre con una
celosía geométrica con estructura de madera y huecos cerrados con vidrios de
distintos colores, desde donde se proyectan sobre las amplias losas marmóreas del suelo y
las yeserías que recubren sus paredes mil reflejos multicolores, a imitación de un
inmenso caleidoscopio. Cotejando mis fotografías de la misma pieza en una
visita al monumento en 1998 con las últimas realizadas tras su intervención, se
puede apreciar que el estado de deterioro había llegado a desvirtuar la belleza
del pequeño mirador, donde la combinación de distintas experiencias sensoriales
se habían atenuado por la pérdida de la cubierta de cristal multicolor.
© Del Autor, 1998. |
© Del autor, 1998. |
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Hoy podemos de nuevo disfrutar con todos nuestros sentidos del aroma y frescor que asciende desde los jardines del patio de
Lindaraja, el rumor sereno de las fuentes cercanas, la visualización de las
magníficas yeserías, que convierten en un joyel perfecto el espacio descrito, y
los reflejos multicolores que se proyectan desde la recuperada bóveda
acristalada que la cubre.
Bibliografía recomendada:
GRABAR, Oleg, La Alhambra. Iconografía, formas y valores, Madrid, Alianza
Editorial, 1988.
POZUELO
CALERO, Carmen (Coord.). Arte y Cultura
de Al-Andalus. El poder de la Alhambra. Madrid, Consorcio para la
conmemoración del primer milenio de la Fundación Reino de Granada, Fundación
Pública Andaluza El Legado Andalusí, Patronato de la Alhambra y Generalife, 2013.